Planificadas con los comuneros las primeras medidas para compactar el suelo de los montes calcinados, el Concello de Vigo se pone a trabajar con los biólogos para garantizar también la supervivencia de los animales que residen en las zonas más afectadas por la oleada de fuegos. Una de las primeras acciones que está coordinando la Concejalía de Medio Ambiente a través del programa Camiño a Camiño es un proyecto piloto en el Parque Forestal de Maruxento (Matamá) para alimentar a las distintas especies de aves que allí habitan.

Voluntarios municipales guiados por expertos en la materia están ya trabajando en una zona limítrofe al monte quemado para ensayar un plan piloto que consiste en la instalación de comederos en puntos estratégicos. Por ahora han detectado que las aves todavía tienen medios propios de sustento y localizan restos de fruta sobre el terreno, por lo que el nivel de uso de las instalaciones suplementarias es "medio o bajo". Los voluntarios realizarán un seguimiento de los animales para evaluar su comportamiento en cuanto la climatología empeore porque prevén que recurran a los comederos de forma más intensa.

En ese momento se activaría una segunda fase del plan que consistirá en extender el número de comederos a más comunidades de montes afectadas por los incendios como Valladares, Coruxo, Comesaña o Zamáns. De forma semanal se repone el alimento que proporcionan ya seleccionado desde Vigozoo. El Concello compró para las crías de palomas guisantes, trigo, maíz, sorgo blanco, semillas de Cártamo y arroz con cáscara. El pienso de periquitos y pájaros consiste en mijos variados, alpiste, avena pelada, nabina, semilla de panizo y negrillo y para otras especies se opta por una combinación de alpiste, nabinas, avena pelada, linaza, cañamones, negrillo y rábano y se dispone también de sacos de cacahuetes y pipas para distribuir por el monte.

Los trabajos para preservar la fauna en los montes vigueses avanza en paralelo a los planes de reforestación. Las comunidades de montes conservan la esperanza de que las frondosas de las que solo se vieron afectados los troncos sobrevivan. "Tras compactar el suelo, el siguiente paso será retirar la madera quemada y acto seguido toca ver si las frondosas se recuperan hacia marzo o abril. Se requiere calma y serenidad", destaca Carlos Alonso, de la Comunidad de Montes de Comesaña. El mensaje es para todos los voluntarios que se inscribieron para ayudar tras la oleada de incendios. Se les va llamando poco a poco.

"Esta semana convocamos a 30 para repartir paja por el monte y aparecieron sesenta. Hay que coordinar la ayuda porque hará falta durante mucho tiempo", apunta Indalecio Bastos, de Matamá. El Concello esparció un primer paquete de 17 toneladas de paja y adquirió otras 50 para distribuir por las parroquias mientras los comuneros estudian cómo recuperar el monte. Se baraja adquirir bandejas grandes de plástico para que los voluntarios siembren especies autóctonas y cuando los árboles alcancen una determinada altura transplantarlos al monte. "La gente no puede ir con semillas al monte ni se puede plantar cualquier cosa", reiteró Bastos, que pone como ejemplo la llegada de vigueses con bellotas del Vixiador que son de robles americanos y no autóctonos y no les sirven.