"Puedo encontrar diferencias en la cultura, el sistema de estudio, la forma de concebir los sonidos, pero no en la música; la música es un idioma universal por eso los programas de movilidad entre conservatorios son fantásticos y no te cuesta adaptarte a ellos". Tugçe Çetin es una de los 15 estudiantes de Erasmus del Conservatorio Superior de Música de Vigo, programa que este curso celebra su décimo aniversario. Convertido en la institución de enseñanza artística superior que más alumnado exporta e importa a nivel nacional, son los propios músicos amateur los que corroboran el nivel y dedicación del centro de O Castro. "Me estoy encontrando con una muy buena respuesta en las clases, hay mucha predisposición tanto por los profesores como por los propios estudiantes para su desarrollo", argumenta esta joven turca que estudiará en el centro vigués este primer cuatrimestre lectivo.

Sus impresiones son corroboradas por uno de sus compañeros. Iosua Galev se encuentra en su segundo año de prácticas como director de orquesta. "Veo mucho interés por parte de los estudiantes , el ambiente para trabajar es muy relajado y el nivel muy bueno", explica este estudiante de Rumanía, que recaló en al ciudad olívica gracias a una de las profesores del conservatorio que también participó de estos programas.

Y es que de esta movilidad internacional se benefician tanto alumnos como profesores. A lo largo de estos 10 años del programa se han llevado a cabo más de 700 movilidades entre profesores y estudiantes. Esta portentosa cifra no es la única que destaca entre sus estadísticas. El Conservatorio Superior de Música vigués fue el primer centro -y hasta este año el único- que contaba con estudiantes del programa K107 (contempla intercambios con países que no son de la Unión Europea). Cinco ucranianos, cuatro serbios, dos bosnios, dos trucos, un rumano y un italiano dan sonoridad a los compases más internacionales de la institución.

Este programa de movilidad permite al centro observar, llevar, traer y adaptar innovaciones y metodologías, compartir ideas que se desarrollan en la ciudad y recibir las de otras partes del mundo. Iosua Galev explicaba cómo en el conservatorio de su ciudad natal solo dedicaban a los instrumentos de viento "20 minutos a la semana", por lo que aquí "tengo una oportunidad para formarme mejor". "España es un buen país para trabajar como director, sin embargo hay mayores oportunidades en mi país", ironiza este joven director de orquesta encargado de dirigir el concierto de inauguración del curso.

El 5% de la matrícula

El director de Conservatorio Superior Esteban Valverde valora muy positivamente este programa en especial por su "enriquecedora" experiencia. "Vamos creciendo años tras año. En este curso el 5% de las matriculaciones son de alumnos Erasmus", especifica Valverde. Aunque reconoce que no se ponen techo en cuanto a la continuación del programa, su crecimiento y cuotas de alumnado depende, irremediablemente de la financiación. "Hay que tener muy en cuenta las becas, por ejemplo en el programa 103, que es entre países de la UE cada centro financia al alumnado y profesorado que sale pero por ejemplo el 107 lo financiamos entre todos", matiza el director quien sí explica sin atisbo de duda los beneficios para los estudiantes. "Llevan poco menos de un mes y ya están completamente aclimatados junto a sus compañeros. Y es recíproco, nosotros tenemos a cuatro de nuestros alumnos en Belgrado y están totalmente integrados. Lo que sí destacamos es que los que vienen siempre son estudiantes muy buenos, sus conservatorios de origen realizan un proceso de selección para determinar quién vienen y quiénes no", comenta Valverde.

¿Y en cuanto a la matriculación total? Las cifras también son halagüeñas. "Poquito pero sí hemos subido. Hemos crecido sobre 10 o 15 alumnos, de 317 a 329 más o menos. La subida es muy susceptible, mientras no descienda todo va bien", apunta su director, quien señala el clarinete y piano en detrimento de la guitarra como los instrumentos más codiciados por los alumnos. Y como siempre tiene que haber una excepción que confirme la regla, dos de estos estudiantes Erasmus se han decantado por este instrumento de viento. "Empecé con el saxofón, pero la guitarra es mejor opción", afirmaba Vedran Vujica, estudiante de Bosnia.

Tugçe Çetin | Flautista turca

"Estoy aprendiendo a concebir el sonido de otra manera: las bandas son muy españolas"

Iosua Galev | Director Rumano

"Es mi segundo año de prácticas; el nivel es muy bueno y hay mucho interés del alumnado"

Vedran Vujica | Guitarrista bosnio

"Me decanté por Vigo por una profesora de este conservatorio que vino al mío en Bosnia"