Tras casi medio siglo ofreciendo servicios sanitarios y desde el 76, dentro la red pública, el policlínico Cíes cerraba sus puertas en noviembre de 2015. A punto de cumplirse dos años de la clausura de este edificio singular y en el ecuador del proceso de venta directa por parte de su propietaria, la Tesorería General de la Seguridad Social, no hay ninguna oferta de compra sobre la mesa. En esta tesitura, CC OO insiste en mantener en manos públicas el inmueble firmado por Xosé Bar Bóo y reconvertirlo como innovadora residencia de mayores. El próximo mes presentarán el anteproyecto básico.

Con la apertura del Álvaro Cunqueiro, éste fue uno de los cinco edificios que perdieron su uso sanitario. El Sergas lo devolvió a la Seguridad Social, que optó primero por enajenarlo a través de una subasta pública, con un precio de partida de 3,5 millones de euros. Se celebró el pasado mes de mayo y quedó desierta. Se abrió entonces un plazo de un año para su adjudicación directa en condiciones no inferiores a las de la puja. Nadie ha presentado una oferta. Si concluye el plazo sin que esto cambie, volvería a salir a subasta tras una nueva tasación, según explica el director provincial de la Tesorería, Juan Agustín Herrera de la rubia.

CC OO planteó en agosto reconvertirlo en residencia de mayores innovadora para personas con un grado aceptable de independencia personal -dependencia en grado 1 y 2- y que optan por vivir de forma autónoma, pero bajo la tutela y asistencia de una entidad pública. Tras una primera reunión con Herrera, prevén entregarle en noviembre un anteproyecto básico de la actuación, elaborado por el arquitecto Salvador Fraga y el geriatra y profesor de la Universidad Miguel Vázquez. Ya han recabado el apoyo del alcalde, Abel Caballero, de Marea de Vigo y del BNG. El PP local aún no ha atendido su solicitud de reunión. La semana pasada presentaron también una petición para explicar su idea al conselleiro de Política Social, José Manuel Rey Varela.

El edificio, incluido en el catálogo del anulado Plan Xeral de 2008, fue construido en 1967. La ciudad estaba experimentando un fuerte crecimiento y las dotaciones sanitarias, cada vez más demandadas, se quedaban cortas, como explica Jaime Blanco en su tesis doctoral sobre Bar Bóo. En la de Alicia Garrido se recuerda que fueron dos traumatólogos, un cirujano cardiovascular, un cardiólogo y un anestesista los que decidieron crear un sanatorio médico quirúrgico y confiaron su construcción a este arquitecto, uno de los introductores de la modernidad en la arquitectura gallega, adaptándola al entorno y la tradición.

Este inmueble es un claro ejemplo. Con su forma cilíndrica, al tiempo que recordaba las estructuras de los castros celtas y las pallozas, buscaba un mayor aprovechamiento del espacio, que la mayor parte de las estancias fueran exteriores y unas comunicaciones más cómodas con recorridos radiales -por ejemplo, con los puestos de Enfermería en el centro de las plantas de hospitalización desde el que controlaban las puertas de todas las habitaciones y el vestíbulo-. Fue el primer edifico de planta ovalada que se construía en Vigo.

Y es que Bar Bóo diseñaba el continente en función del contenido. Claro ejemplo de ello es que el otro edificio sanitario que construyó en la misma época -El pinar, dos años antes-, es totalmente diferente por tratarse de un neuropsiquiátrico.

Ideó el policlínico como un cuerpo humano. Con una escalera helicoidal como columna vertebral; las tres plantas inferiores, que se amplían en rectángulo redondeado hacia la parte de atrás de la finca, representarían los pies; las cinco plantas siguientes, ovaladas y de hospitalización, serían el cuerpo; y un pequeño edificio en la azotea, cobija ascensores e instalaciones, a modo de cerebro. Todo el edificio contaba con múltiples detalles, como un observatorio acristalado sobre uno de los quirófanos circulares -hoy eliminado-, una azotea retranqueada para que los convalecientes tomaran el aire sin sacarlos de sus camas o el alero que indica el recorrido hacia la entrada.