"Esperábamos un tirón fuerte del tráfico Ro-Ro aunque no tan rápido". El presidente del Puerto, Enrique López Veiga, se enorgullece de la decisión de PSA de iniciar por la terminal de Bouzas -adelantada ayer por FARO- la exportación a Sudamérica del primer Citroën (C3 Aircross) que se fabrica en la planta de Opel-Zaragoza. La incorporación de estos coches a la gigantesca explanada confirma a su juicio el "acierto" de las millonarias inversiones impulsadas hasta ahora, pero teme que sean insuficientes para dar cabida a los futuros volúmenes de PSA salidos de Balaídos, y los aportados por otras marcas que como Renault también la emplean para enviar al exterior unidades producidas en sus plantas españolas situadas a centenares de kilómetros de distancia. Por eso la "prioridad número 1" de la Autoridad Portuaria será la ampliación del recinto mediante la conversión de una parte de la escollera en atraque.
El doble beneficio de este proyecto -ganar superficie al tiempo que línea de atraque- fue lo que animó a López Veiga a incluirlo en el Plan Estratégico. Y en este impás seguía hasta antes de verano, cuando las estadísticas confirmaron la espectacular evolución de la autopista del mar, y la cúpula portuaria conoció por directivos de PSA en Balaídos las previsiones del lanzamiento de las K-9. Entonces sí ordenó acelerar la obra de la escollera, aunque con media plantilla de vacaciones en agosto y la necesidad de sacar adelante otras mejoras para Bouzas -ordenación de espacios mediante derribos y la ampliación del silo-, acabaron de nuevo relegándola a un segundo plano. Será la última vez que espere este proyecto.
"Lo incluiremos en la planificación presupuestaria de 2018-2020", indicó López Veiga al tiempo que avanzó que pondrá a trabajar de inmediato al equipo técnico en el diseño. Surgida de los debates del Blue Growth a propuesta de los propios operadores, el primer planteamiento dibujaba una línea de atraque de 400 metros pilotada con "Duques de Alba". Desde aquí hacia tierra sería la nueva superficie que pasaría a sumar la terminal. "Y no es un espacio menor el que se gana", apunta el dirigente, que sólo ve el inconveniente del coste. La última estimación superaba los 25 millones. Junto al elevado presupuesto, una actuación así requiere de una larga tramitación administrativa que arranca con el tedioso estudio de impacto medioambiental, análisis que el Puerto está convencido de que solventaría sin dificultad por plantearse con el método menos dañino para el medio.
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Para López Veiga, la llegada de los C3 Aircross producidos a más de 850 km de distancia (en Figueruelas) representa una "buena noticia y un aviso". "Porque indica Vigo que se consolida como puerto principal de tráfico Ro-Ro, y es una posición que perderemos si no preparamos a tiempo la terminal", argumenta. Por ello expresa convencido de que el primer objetivo "pasa por pisar el acelerador de una actuación viable técnicamente como la transformación de ese espigón".
Esto no significa que el Puerto pierda de vista la necesidad de dotar a la terminal Ro-Ro de una conexión directa ferroviaria. Esta es una de las principales demandas que han formulado las marcas automovilísticas a los agentes que gestionan los coches que entran y salen de Bouzas. También constituye la principal carencia reseñada por la Asociación de Fabricantes de Automóviles (Anfac) para suspender cada año al Puerto de Vigo en sus mediáticas auditorías. Veiga se decanta por definir ya la "solución" de ese futuro enlace ferroviario. "Ya estamos analizando varias, pero más que nada para convencer a las marcas de que lo tenemos planificado para un tiempo razonable", razona. No lo ve como un tema urgente. "A pesar de que se habla mucho de la intermodalidad, la mayoría del transporte se hace por carretera. Sí que en el futuro la conexión del tren a los puertos tendrá una importancia estratégica, pero al menos en Vigo de momento no la tiene", zanja.
