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Emilio Fernández Suárez: "La ETEA será el motor de nuestra relación con las empresas y la sociedad"

"Vamos a repensar el modelo porque carecemos de apoyo del Gobierno, pero no estamos dispuestos a perder el espacio de cooperación ni la conexión con Portugal"

Emilo Fernández, en la plaza de Armas de la ETEA, con el Faraday a su espalda. // Marta G. Brea

El Campus del Mar se reinventa para garantizar su supervivencia. Y la ETEA será una pieza clave. Siete años después de conseguir el sello de excelencia y lograr aunar a más de 3.000 investigadores de las tres universidades gallegas, siete homólogas lusas, CSIC e IEO, el proyecto ajusta su ambición para ser más efectivo en la consecución de fondos.

-La falta de apoyo del actual Gobierno al programa de excelencia les obligó a estirar un préstamo de 5,3 millones y a vivir en una situación que usted calificó de "semiclandestinidad". Y en el último año se vieron en medio de la batalla entre Zona Franca y Concello por la ETEA. ¿Cómo han logrado seguir adelante?

-Tuvimos que extender el presupuesto de dos a cuatro, cinco y siete años. Y aún queda. Hasta ahora, Campus del Mar era un proyecto institucional del Ministerio de Educación que nos obligaba a unas ciertas dimensiones, pero se acaba como tal a final de año y lo reformularemos con las fuerzas que tenemos aquí. Toda iniciativa que consista en unir piezas requiere de un empuje externo como el del programa de campus de excelencia, pero cuando el ministerio cortó ese apoyo nos quedamos en una situación de muchísima debilidad. Y nada apunta a que vaya a cambiar, así que el consejo rector se reunirá en diciembre o enero para repensar un nuevo modelo. Pero no estamos dispuestos a perder el espacio de cooperación ni la conexión con Portugal que se han conseguido. Y ETEA va a ser el punto de encuentro.

-¿Todos los socios están dispuestos a continuar? ¿Se establecerán cuotas?

-Posiblemente, no. Lo que haremos será identificar proyectos conjuntos para buscar fondos externos y reduciremos el enorme desplieque de áreas al que nos obligaba el ministerio. El sello de campus de excelencia ya lo tenemos de por vida y yo creo que van a continuar todos los socios, soy optimista. No deberíamos desaprovechar la enorme capacidad que tenemos juntos.

-¿También los agentes económicos y sociales?

-Esa relación va a seguir y ETEA será el motor de todo ello.

-¿Cuál es la situación económica en estos momentos?

-Además de lo que nos queda del préstamo inicial contamos con los fondos que hemos conseguido a través de proyectos. Y a partir del próximo año también tendremos financiación de la Universidad para desarrollar la unidad de Vigo porque el Campus del Mar ahora también forma parte de su estructura interna.

-¿Qué les ha pasado al resto de campus de excelencia?

-Hay de todo. Las orientaciones han sido muy distintas. Algunas universidades hicieron programas propios para desarrollar líneas y centros que siguen funcionando, como el Campus Vida de Santiago, y otros construyeron una infraestructura. Los proyectos interinstitucionales como el nuestro son más complejos pero generaron cosas nuevas. Algunos se quedaron atrás, pero otros siguen funcionando. Cádiz tiene financiación de su Gobierno autonómico y estoy muy en contacto con el de la Universidad del País Vasco, que se constituyó como una fundación en la que también está el Ejecutivo vasco y se ha conectado estrechamente con la Universidad de Burdeos.

-¿Podría pasar por un consorcio el futuro del Campus del Mar?

-No va a ser. Lo intentamos pero es muy complicado. Uno de lo problemas graves es que somos cinco socios en Galicia y siete en Portugal y no pasa un mes sin que cambie algún dirigente y haya que explicarlo todo de nuevo.

-Y aún así consiguieron crear una escuela de doctorado internacional.

-Ahora entra Oporto después de dos años de trabajo. La escuela tiene 250 estudiantes, de los cuales casi 150 son de la Universidad de Vigo. La responsable del área de Captación de Talento estaba la semana pasada en Camboya porque les interesa nuestra iniciativa. Hay un acuerdo firmado entre los rectores gallegos, sus siete homólogos lusos, CSIC e IEO para que el proyecto siga siendo de Galicia y Portugal. Es una declaración de intenciones.

-Si no existiese el Campus del Mar quizá hubiese sido imposible o mucho más complejo reunir a 30 científicos de toda Galicia para integrar los comités de la candidatura de Cíes a la Unesco.

-La disponibilidad ha sido muy importante. Supongo que habrán hecho el mismo análisis que nosotros. Es algo objetivamente bueno para Vigo y para Galicia y si a una universidad o centro público nos piden que asesoremos técnicamente no podemos decir que no. El rector ya lo ha dicho claramente. Si nos lo pidiese la Xunta también lo haríamos.

-¿Les perjudican conflictos como el de las candidaturas o el enfrentamiento entre Zona Franca y Concello?

-Es incómodo. Afortunadamente se desatascó todo en la ETEA. Las relaciones con el Concello son excelentes y también con la Xunta y el resto de instituciones, como el Puerto.

"En el mejor de los escenarios, el Faraday estará acabado a partir de mediados de 2020"

  • -Además de ser el icono, ¿ayudará la ETEA a la permanencia del Campus del Mar? -Tiene que ser la conexión del Campus del Mar, entendido como toda la agregación, con la sociedad a dos niveles, el empresarial y la ciudadanía en general. Actuaremos en dos fases. La primera pondrá en marcha el Polo de Innovación ETEA y es un proyecto conjunto con Zona Franca desde el punto de vista operativo. Se centra en el emprendimiento y la transferencia. La idea es canalizar todas las ideas empresariales tanto de estudiantes como de grupos de investigación, nuestros o de otras instituciones. En el Faraday tendremos todas las fases de formación, preincubación, incubación y spin-off. Y todas las empresas que salgan adelante pasarán al edificio Siemens, donde Zona Franca tendrá aceleradoras. En breve solicitaremos financiación para este programa al que denominamos Sherpa do Mar porque se trata de acompañar en todo el proceso. Y lógicamente en esta formación implicaremos al sector empresarial.-¿Y cómo se articula en el proyecto arquitectónico? -Con espacios muy flexibles para acoger aulas, workshops o reuniones de trabajo de nuestros proyectos o de las empresas. También se conservará el salón de actos para celebrar congresos y cualquier actividad para los vecinos de Teis y de Vigo. Y además estará la sede institucional del Campus del Mar, con toda la unidad de apoyo a la transferencia, y dejaremos espacio para laboratorios especializados, por ejemplo, de prototipado. También vamos a explorar la posibilidad de tener allí grupos mixtos con otras instituciones. En principio, la Universidad se ocupará de su gestión, pero no se descarta otro modelo de gobernanza. -¿Han transmitido ya sus planes al sector empresarial? -Todavía no de manera formal. Ahora mismo estamos trabajando intensamente con Zona Franca para tener muy claro qué queremos hacer y a partir de ahí lo abriremos. Pero tenemos mucho tiempo porque, en el mejor de los escenarios, el edificio estaría acabado a partir de mediados de 2020. Puede que entonces ya esté allí todo arrancado, también el CSIC, y entonces quedaría una segunda fase, en una parcela más apartada, que podría acoger unidades de investigación de energía del mar, comunicaciones submarinas o nanotecnología. Y también hay un compromiso del rector con el director del IEO para reservarles espacio si lo necesitan. -¿Están en contacto con el CSIC? -El hecho de que vayamos nosotros es importante, pero no lo es menos que también lo haga el CSIC porque se va a generar masa en el lugar. Hemos intensificado el contacto porque les vamos informando de todo para evitar duplicidades. -En primavera hay elecciones al Rectorado, ¿pueden influir en el proyecto para la ETEA? -Depende de quién tome las riendas tendrá una orientación u otra, pero mi sensación es que no debería haber problemas.

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