El eglefino, una de las principales especies capturadas por la flota escocesa e ingrediente principal del típico fish and chips, presenta una elevada presencia de anisakis. Un estudio realizado por Graham Pierce, del Instituto de Investigaciones Marinas-CSIC, revela la existencia del parásito en casi el 85% de los ejemplares pescados en el Mar del Norte y en torno al 50% de los analizados en la costa oeste del país.

Pierce presentó los resultados de su estudio durante un seminario de entrada libre celebrado ayer en las instalaciones del centro, en Bouzas. Durante su intervención también habló sobre el proyecto Parasite, una iniciativa europea que lidera el grupo vigués Ecobiomar al que pertenece y que tiene como objetivo analizar el impacto sanitario y comercial del anisakis en especies marinas de consumo alimentario. También enfocan sus esfuerzos hacia el desarrollo de herramientas que mitiguen sus efectos, por ejemplo, dispositivos que detecten su presencia a bordo de los barcos.

Además del eglefino, especie similar al bacalao, Pierce también analizó más de un centenar de ejemplares de merlán, otra especie de gran interés en Escocia, capturados en campañas realizadas en 2013 y 2014. "En este caso la incidencia es un poco más baja, entre un 40 y un 50% en todo el país. Y en ambos casos los ejemplares de mayor tamaño presentan más cantidad de anisakis", señala.

La presencia del parásito solo puede causar una intoxicación cuando el pescado se consume crudo, marinado o poco cocinado y sin haber sido previamente congelado, por lo que los aficionados al fish and chips pueden disfrutar del plato icónico de la gastronomía británica.

Sin embargo, los estudios del proyecto Parasite, que también han detectado la presencia del parásito en lampreas y peces del río Miño, son claves para mejorar los protocolos de control y dotar de información rigurosa a las administraciones y la sociedad.

"En Escocia se habían hecho algunos estudios pero nunca un muestreo tan grande como el nuestro y además también analizamos otras especies como el bacalao. Son importantes para mejorar el control y detectar el parásito antes de que llegue a la cadena alimentaria. No se trata de alarmar, sino de informar. En Reino Unido solo hay una veintena de casos de intoxicación reconocidos en 14 años. Aunque también es verdad que estos episodios pueden confundirse con otras enfermedades por sus síntomas", apunta.

Pierce se incorporó hace diez meses al grupo Ecobiomar y una de las líneas que le gustaría investigar incluye a los cetáceos de las costas gallegas. "Un doctorando del equipo está realizando una tesis sobre su dieta y sería interesantes analizar también la presencia de anisakis", plantea.

Pierce y Santiago Pascual dirigieron el estudio del vigués Miguel Bao que determinó por primera vez que el consumo de boquerones en vinagre causa cada año en España un total de 8.000 infecciones o, lo que es lo mismo, se registra un caso por cada 10.500 raciones consumidas.