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La regeneración del litoral vigués

Las 11 hectáreas verdes de dos playas de Vigo

El Concello finaliza el plan de conservación de la zona de las dunas de O Vao-Baluarte

Imagen actual de las dunas de la playa de O Vao // FARO

Una de las "joyas" naturales de la ciudad, el complejo dunar de O Vao-Baluarte, verá en breve cómo se refuerza su blindaje medioambiental. El Concello ya ha finalizado el plan de conservación del arenal, un extenso y detallado documento en el que se aporta una "radiografía" del estado actual de las dunas y se fijan las líneas maestras para garantizar su buen estado de salud y que sigan regenerándose. Gracias a su valor ecológico, la Xunta concedió al complejo dunar hace ya más de cuatro años -en agosto de 2013- la declaración provisional de Espacio Natural de Interés Local (ENIL), una de las categorías en las que se clasifican los ámbitos naturales que gozan de protección. Aquella medida se adoptó sin embargo de forma provisional, en principio para dos años. Elevar esa catalogación a definitiva requería del plan de conservación que ya tiene sobre la mesa el Concello. Desde el área local de Medio Ambiente se avanza que el documento pasará probablemente la próxima semana por la junta de gobierno del Concello. A continuación se trasladará a la Xunta para que le dé su visto bueno y lo publique en el Diario Oficial de Galicia (DOG).

El documento se centra en una amplia zona de 114.024 metros cuadrados que se extienden a lo largo de 780 metros de litoral, aunque el grado de protección no será el mismo en toda esa superficie. El mayor control se ejercerá en los 14.975 m2 que ocupa "el campo dunar" y un pequeño cantil rocoso. Un área vital, "clave para mantener los hábitats, asociaciones, especies y procesos merecedores de la declaración de ENIL", señalan los expertos: "La conservación y limitación de usos en esta área es prioritaria".

Le siguen en nivel de protección los 25.388 m2 que rodean a cada una de las dunas y que juegan un papel "importante para garantizar su buena conservación y evolución". La función que desempeñan es decisiva para la regeneración del ecosistema. A continuación los técnicos definen otro ámbito de 64.761 m2 de "uso moderado", que es el que se adentra hacia el mar; y un cuarto segmento de 8.900 m2 que da hacia las zonas de paseo y la carretera, aunque en uno de sus laterales -el que da al vial que comunica con la isla de Toralla- linda con las dunas.

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Las diferencias entre las cuatro zonas son notables. En la de mayor riqueza natural -la de 14.975 m2, donde ahora son visibles las dunas-, el plan elaborado por el Concello permite solo los trabajos centrados en la conservación del espacio y labores de estudio o conservación. En la colindante, de casi 25.400 m2, se permite un uso "libre, público, para el descanso y disfrute", aunque se prevé que se puedan acotar "de forma parcial, temporal o definitiva" algunos puntos para proteger el ecosistema. Sí se prohibe expresamente "cualquier actividad de carácter lúdico o deportivo que atente contra la conservación del arenal". En la "zona de uso moderado", el plan no autoriza el acceso a vehículos o los "artefactos con capacidad para volar" que puedan interferir con el entorno. Tanto en la primera como en la segunda se prohiben la recogida de arena o conchas, realizar hogueras, la venta ambulante... En la última, de 8.900 m2, se veta por ejemplo el aparcamiento de vehículos o almacenar materiales.

El plan de conservación también reconoce que hay un uso tradicional ligado al varado de embarcaciones denominadas "Gamela Coruxeira". "Debe mantener las mismas condiciones en cuanto a características de embarcaciones y número", zanja el documento.

Una "joya" natural que se recupera de forma visible

  • Aunque las dunas de O Vao no gozaron hasta agosto de 2013 de la categoría provisional de Espacio Natural de Interés Local (ENIL) y que esa protección no se volverá definitiva hasta ahora, cuando la Xunta dé su visto bueno al plan de conservación elaborado por el Concello de Vigo, el complejo dunar arrancó su proceso de mejora hace años. En 2007 se fijaron vallas para preservar los arenales y su ecosistema, lo que permitió que las dunas empezasen a recuperarse poco a poco. Los frutos de ese proceso son más que evidentes. De forma lenta pero continua las lomas han ido volviéndose cada vez más pronunciadas y ganando altura. En 2014, siete años después de acotar las dunas, los expertos del Concello estimaban que el frente "central" -el límite entre la duna y la superficie de la playa en la zona más próxima al puente de Toralla- había crecido entre 1,6 y 2 metros. Eso significa que el lecho de arena en el que se anclan las balizas se elevó un 30%. Ese crecimiento supuso que en menos de una década el frente pasase de tener una altura de aproximadamente 5,5 metros sobre el nivel del mar a superar los 7.Desde entonces el proceso de recuperación ha ido avanzando. Se aprecia en la altura y el vigor de la duna, pero también en su vegetación y en la riqueza y diversidad de su ecosistema. "La recuperación de la dinámica natural está moldeando nuevamente la geomorfología del espacio. El medio ganó progresivamente diversidad y complejidad con la ayuda de la restauración de la flora autóctona, lo que también favoreció la diversidad de la fauna", valoran los expertos del plan de conservación del Concello, que apuntan que el complejo es "uno de los espacios del litoral mejor conservados".

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