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Un "Nautilus" redescubre la ría

Entra en servicio un barco construido en Mos con tecnología puntera para mostrar al pasajero los"tesoros" submarinos

Vista interior con el monitor al fondo.

Diáfano en todos sus laterales para que los pasajeros puedan tomar fotos en todo momento, sin obstáculos interiores que impidan la movilidad de sillas de ruedas y con asientos desmontables que permitirán la celebración de eventos con necesidades de mayor amplitud, pero sobre todo, el Nautilus de 13 metros de eslora por 4,7 de manga que se estrena en aguas viguesas destaca por la tecnología de observación submarina. Fiel al nombre elegido por la joven empresa Ocean Secrets en homenaje al batiscafo de la célebre obra Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne, el flamante buque porta una sonda multihaz que cartografía el fondo en 3D y un dron subacuático de diseño propio, el Nemo (otro guiño verniano) que trasmitirá desde el lecho marino imágenes en 4K -la máxima definición- en una gran pantalla. Esta aportación visual constituye el principal atractivo de las rutas que comenzará a comercializar el próximo fin de semana.

"Queremos acercar a los vigueses a los tesoros de la ría, a esos lugares que solo pueden observar los buzos o los buques oceanográficos", explica Andrés Blanco, uno de los socios de la iniciativa junto a Ismael González y Diego Massó.

Construido por Nautipol (Mos), su base se ubicará en la dársena central del Náutico, desde donde partirá hacia recorridos "donde se explicará de una forma interactiva el patrimonio subacuático y medioambiental, la historia, la productividad de nuestras aguas y la cultura marinera sin olvidarse del tiempo para disfrutar de la navegación, los paisajes y el mar". Serán cinco las rutas que explotará y que incluyen desde avistamiento de fauna e interpretación de Cíes, la "joya" del Parque Nacional de las Islas Atlánticas, hasta la ensenada de San Simón, donde yacen sumergidos los restos de la batalla de Rande.

Otra cualidad de un barco que llama desde el exterior la atención por sus amplios ventanales es su calado. Con 70 centímetros de obra viva -la parte sumergida del casco- podría atracar sin problemas hasta en el muelle del Museo del Mar de Alcabre. "Todo el diseño del barco ha sido pensado para romper con la estacionalidad típica de este sector, muy acorralado por el buen tiempo", inciden los promotores.

Por eso insisten que su iniciativa nace para funcionar durante todo el año y con independencia también del número de pasajeros. "Si hay solo dos anotados, zarparemos igual, por poner un ejemplo", anota Blanco, que como los otros dos socios cuentan con una amplia experiencia laboral en el sector náutico y educativo.

Por sus reducidas dimensiones y la versatilidad de su diseño interior creen su barco podría resultar de interés para las administraciones públicas como la universidad, centros de investigación o empresas que necesiten celebrar eventos con esa vertiente de divulgación cultural y científica. Para evitar interpretaciones erróneas, Andrés Blanco, que ejercerá como uno de los dos tripulantes de la singular embarcación, aclara: "El Nautilus no es un barco-fiesta, es una aula didáctica flotante". Con esta filosofía zarpará en próximos días para redescubrir las enigmáticas "leguas" de la ría a los vigueses.

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