La modernización de la red ferroviaria y la llegada de la alta velocidad no solo ha revolucionado las distancias en España. A su paso ha dejado también una extensa malla de vías y travesaños en desuso, sobre los que ya no circulan trenes y que a menudo terminan asediados por la maleza. Ha ocurrido por ejemplo en la vieja línea entre Vigo y Redondela, que conectaba con la estación de Urzáiz derribada en 2011. Y del mismo modo, ha sucedido también en otros muchos puntos de la geografía española y en otros países de Europa, como Alemania o Portugal. En ocasiones, sin embargo, vecinos y administraciones han visto en esas vías abandonadas una oportunidad. Cataluña, Cantabria, Asturias... acogen ejemplos de viejas vías que han "renacido" convertidas en sendas verdes para peatones y ciclistas o incluso en grandes jardines urbanos. De los 8.000 km de infraestructura ferroviaria sin uso que hay en España, algo más de 2.500 han sido capaces de disfrutar de esa "segunda vida", como itinerarios cicloturistas o de senderismo bajo la marca "Vía Verde", de FFE.

Hace una semana decenas de ciclistas protagonizaron una marcha entre Vigo y Pontevedra para reclamar que la infraestructura ferroviaria sin uso entre ambas ciudades pueda tener también esa "segunda vida" verde. La propuesta concita una nada frecuente unanimidad social y política. Y cuenta además con una extensa lista de casos similares en otros puntos de España que han sido un éxito. Uno de los más conocidos es la ruta de 7,8 kilómetros que une el Parque de Invierno de Oviedo con Fuso de la Reina, en Asturias.

La senda está pensada para peatones y ciclistas y se alza sobre la antigua caja de la línea de ferrocarril Vasco-Asturiano. Otro buen ejemplo se encuentra en Cataluña, en la Ruta del Carrilet, una senda que aprovecha el recorrido del antiguo tren de vía estrecha, el carrilet, entre Olot y Girona. Al igual que la asturiana, la ruta es exclusiva para peatones y gente que la recorre en bici.

Sin salir de España, Cantabria ofrece otra prueba del potencial que tienen las vías del ferrocarril que terminan abandonadas: la conocida como Vía Verde del Pas, cerca de 25 kilómetros que transcurren entre los ayuntamientos de los Valles Pasiegos, aprovechando el trazado del antiguo ferrocarril Astillero-Ontaneda. Mucho más cerca, del otro lado de la raia, está la ruta impulsada por Portugal gracias a los fondos europeos del programa Interreg III. Unos 13 kilómetros de senda para ciclistas y senderistas a lo largo del río Miño, incluidos en la zona Red Natura 2000 y a los que acuden a menudo los amantes de la bici del sur de Galicia para disfrutar de largos paseos sobre dos ruedas.

Grandes capitales de Europa, como Berlín, han sabido ver también el potencial que se esconde bajo los travesaños y vías férreas que han dejado de recibir locomotoras. En 2006 la metrópoli germana inició la recuperación del conocido como Gleisdreieck, una amplia zona en la que se habían ido acumulando infraestructura ferroviaria en desuso y que llegó a emplearse como vertedero. Un parque de 19.500 metros cuadrados abierto en Almería o incluso el neoyorquino Highland Park son otras dos grandes pruebas.

En el caso de España, los proyectos que han salido adelante lo han hecho gracias en gran parte a la colaboración entre administraciones. Para hacer posible la Ruta del Carrilet, por ejemplo, Ferrocarriles Españoles de Vía Estrecha (FEVE) cedió los terrenos. En Almería, el acuerdo firmado en 2013 entre el Ayuntamiento, Adif y la sociedad Almería Alta Velocidad hizo posible que el pasado verano abriese su nuevo y amplio parque. En el caso de la Vía Verde del Pas ocurrió algo similar: sus terrenos fueron cedidos por FEVE, que en 2009 entregó además 50.000 m2 al Ayuntamiento de Palencia por un período de tres décadas para que pudiera crear otra vía verde.

En Galicia ha habido ya importantes avances en el norte de la provincia. Adif trasladó hace ya un año al Concello de Vilagarcía la desafectación de la antigua vía del tren entre la capital arousana y Caldas. En la práctica, ese trámite supuso desvincular el tramo de la prestación de un servicio público y dar luz verde a su reconversión en ruta verde. Poco después arrancaban los trabajos para limpiar y desbrozar la antigua vía entre Vilagarcía y Portas y a principios de este mismo verano la Diputación comunicaba al regidor de Vilagarcía su decisión de apoyar la ruta hasta Portas.

Los colectivos A Golpe de Pedal, Pedaladas, Arousa en Bici y As Salinas de Ulló proponen recuperar también como senda verde la vieja vía entre Vigo y Redondela y la comprendida entre Arcade y Pontevedra, ambas fuera de funcionamiento. Para enlazarlas sugieren incluso un recorrido de 14,8 kilómetros que aprovecharía en gran parte caminos ya existentes por el litoral y que pasaría por puntos tan atractivos como el museo Meirande o Soutoxuste. Su objetivo es que el itinerario logre la marca Vía Verde registrada en 1994 por la Fundación de los Ferrocarriles Españoles (FFE).