Con la elección de Vigo como sede del X Congreso de la Federación Española de Transitarios (Feteia-Oltra) era inevitable que los profesionales que más trato directo tienen con el Puesto de Inspección Fronterizo (PIF) se sumaran a las críticas que reciben estos funcionarios -en particular los de Sanidad Exterior- por las trabas a las importaciones. Juan Uhía, presidente de la asociación anfitriona, la gallega Ateia-Oltra, confía en que a corto plazo mejore la gestión del PIF de Guixar porque aseguró que las paralizaciones de perecederos de los últimos meses han aumentado tanto el desvío de carga a Leixões que en estos momentos esta terminal lusa "empieza a colapsarse".

"A Leixões está llegando más carga de la que puede atender", afirmó Uhía. En consecuencia ya se registran retrasos en el despacho de contenedores, algo inaudito en un puerto como el luso, siempre elogiado por su agilidad en el despacho de perecederos. Aunque al portavoz de los transitarios gallegos no le sorprende esta situación dado el ingente volumen de mercancías que se descargan en sus muelles lusos con destino final a Vigo. "Son bastante más que 150.000 toneladas al año", apuntó cuestionando las cifras de la investigación encargada por el Puerto de Vigo.

Sostiene Uhía que los transitarios solo desean un PIF donde se ofrezca "mayor facilidad " en la gestión documental. "Vigo es ágil una vez tienes todos los papeles, pero las trabas surgen previamente, y esto es lo que convendría cambiar", explicó. Puso como ejemplo que se acepten los reemplazos de aquellos documentos que lleguen con errores en origen para evitar su paralización en la terminal, y no como ocurre ahora, que pasan días sin salir del recinto a la espera de subsanar hasta erratas insignificantes como la falta de una letra.

"Porque les da la gana"

¿Por qué esas diferencias de criterio entre Vigo y Leixões? Uhía no ofrece otra explicación más allá del "porque les da la gana". En este sentido coincide con el presidente del Puerto de Vigo en que "se trata de un problema de actitud". Por el excesivo celo de estos funcionarios hay mercancías que ya no entran por Vigo, como las de China. El rechazo de 21 contenedores este año por ser llegar en barcos que no figuraban en un listado oficial, un requisito que no se exigió en Leixões, donde entraron días después sin problemas, causaron un efecto demoledor. Tras varias consultas en Madrid y Bruselas se resolvieron las discrepancias por lo que ahora los contenedores chinos no tendrían, en teoría, ningún problema en Vigo. Pero el mal ya está hecho. "Costará mucho recuperar la confianza", prevé.