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Fue noticia en 1922

Un transatlántico de leyenda

El "Hammonia", que había partido de Vigo, se hundió a 70 millas de la costa

Portada del Decano. // FdV

La tragedia, como fue definida por la prensa de la época incluso a nivel internacional, resultó dramática y cargaba de elementos que la convierten en especial en aquel 9 de septiembre de 1922. Vigo tuvo su gran protagonismo. El Hammonia había sido construido en 1909 y tenía 7.300 toneladas de registro bruto. La armadora alemana lo había adquirido poco tiempo antes y le había cambiado el nombre. Lo dedicó a establecer una ruta con Cuba desde Hamburgo. De allí partió en su tercer viaje y realizó escalas en Santander y A Coruña para recoger pasajeros. En Vigo se subieron 50 personas.

El naufragio se produjo a 70 millas del puerto vigués. La leyenda provocó que se hablaran de las causas. Según algunos testimonios de los supervivientes, el buque ya tenía una vía de agua cuando salió de Vigo. Otros consideran que la embarcación chocó con un gran objeto a la deriva. Y también se especuló sobre la posibilidad de impactar contra una mina de la Primera Guerra Mundial. El accidente se produjo de madrugada, con los pasajeros durmiendo. El capitán ordenó el regreso a puerto. Los que se encontraban a bordo se dieron cuenta del grave problema cuando el barco comenzó a escorarse de manera alarmante. Ya era de día.

Comenzó una labor de evacuación. En medio de un fuerte temporal, los primeros botes salvavidas no resistieron la tempestad. Se hundieron. En ellos se encontraban varios niños y mujeres. El Hammonia ya había lanzado una alerta de socorro. Al lugar donde se encontraba acudieron cinco grandes buques se estaban en la zona. No lo hizo el Dodro, cuyo capitán decidió viajar hasta Vigo sin prestar esa ayuda. Fue una decisión muy polémica.

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El Leerdan llegó al puerto vigués con casi un centenar de náufragos. Todos habían perdido sus pertenencias. Fue acogidos en hoteles, fondas e incluso en casas particulares. Todos relataban en el Decano la angustia que sufrieron. Y desvelaron que algunos miembros de la tripulación no se habían comportado de manera adecuada. Según ellos, dieron la preferencia de la evacuación a los pasajeros de la primera clase. Después a los de segunda y por último a los considerados emigrantes. Una discriminación que luego fue desmentida.

Otras leyendas se instauraron en el Hammonia. Al parecer, el número de pasajeros era más elevado del oficial. La emigración hacia Cuba era constante en aquella época y muchas personas embarcaban con pasajes falsos, comprados a intermediarios que hacían negocios oscuros. Las autoridades no lograban controlar este problema debido, en parte, a la negativa de las navieras a dejarse revisar en los puertos donde recogían pasajeros. A todo ello también contribuyeron los relatos de los supervivientes. Casi todos viajaron dos semanas después a Cuba.

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