Manuel E. Garci grabó el vídeo que ayer se hizo viral hace quince días. Dudó si compartirlo. El miércoles por la tarde tomó la decisión de subirlo a su muro de Facebook. Le convenció la noticia del estudio que Carlota Barañano, titulada en Ciencias del Mar en Vigo, realizó en Toralla sobre la importancia de las praderas marinas a la hora de absorber el carbono y como le afecta el marisqueo. "Creí que era el momento", señala. "Para que alguien tome cartas en el asunto", escribió junto al vídeo.

El biólogo marino, que hace esta denuncia pública a nivel personal, destaca que en la ría de Vigo solo quedan tres reductos de pradera marina: en el puerto de Sálvora, en Cortegada y la de Toralla. Además de la hierba que actúa como sumidero de carbono, cuenta que la zona constituye también un hábitat de cría. "Muchas especies comerciales tienen un importante ciclo vital allí", subraya.

Resalta también que es, junto al archipiélago de Cíes y la playa de Loureiro en Bueu, el único sitio de Galicia donde se puede observar al caballito de mar narizón y al común, que, pese a su nombre, es el menos común en la comunidad autónoma.