"La más importante de cuantas se han construido en Galicia y garantía de futuro para la Ría de Vigo". Así definía Fraga Iribarne a la antigua depuradora del Lagares el día de su inauguración oficial, en septiembre de 1997. La realidad, sin embargo, le ha llevado la contraria. Veinte años después y tras más de 17 de deficiente funcionamiento, la fracasada instalación perece bajo la piqueta. En el próximo mes de octubre finalizará su demolición, de la que solo se salvarán dos edificios que se pondrán al servicio de los residentes en la zona y el medio ambiente, los más perjudicados con su actividad.

La nueva planta del Lagares está tratando la totalidad de los caudales de aguas residuales generados en la ciudad desde el pasado mes de marzo. Fue en ese momento cuando se dejaron fuera de servicio las antiguas instalaciones en las que todavía se apoyaba la depuradora provisional y comenzó su demolición. En estas tareas, enmarcadas en el plan para la recuperación medioambiental de la marisma del río, participan de forma directa unas quince personas.

Los trabajos avanzan en la actualidad junto al paseo del río Lagares y, según explican desde la sociedad estatal promotora de la nueva planta (Acuaes), solo falta por derribar una pequeña zona de la destinada al pretratamiento de las aguas residuales en la vieja infraestructura. Eliminados los depósitos contiguos, en los que ayer trabajaban las excavadoras, procederán a tirar los edificios. El organismo dependiente del Ministerio de Medio Ambiente prevé que los trabajos finalicen en el mes de octubre.

Solo dos construcciones quedarán como vestigios de la antigua planta. Una de ellas, precisamente, forma parte de las edificaciones de la zona de pretratamiento de la antigua planta. La nave lindante con la Rúa Muíños, a petición del Concello y a falta de últimos dictámenes, se prevé que se mantenga en pie para albergar un auditorio o centro cultural para la parroquia de Coruxo.

Dos naves que se salvan

La otra construcción indultada está muy próxima al perímetro del nuevo complejo de saneamiento y su fachada da a la avenida Ricardo Mella. Acuaes la convertirá en un aula de interpretación de la marisma, al objeto de divulgar los valores del singular ecosistema que puebla el humedal surgido de la desembocadura del río.

Ambas dotaciones formarán parte de un nuevo espacio público que contará con un parque verde de 11.000 metros cuadrados, que discurrirá junto al paseo.

Acuaes destaca que estas demoliciones "permitirán recuperar para el uso público una zona de alto valor ambiental, dando así cumplimiento a uno de los objetivos de la actuación Saneamiento de Vigo".

La actuación de regeneración ambiental abarcará 70.000 metros cuadrados, que bordea los límites de la nueva infraestructura hasta alcanzar los de la antigua.