Los trabajos de protección ejercidos por los agentes dependen del nivel de riesgo en el que se encuentre la mujer. Esta valoración depende su situación personal y labora, además de la del agresor. Un nivel de riesgo elevado comportaría un acompañamiento diario a la víctima a su puesto de trabajo o domicilio. Esto se llevaría a cabo en situaciones en las que el condenado se encontrase en paradero desconocido. En riesgos más bajos, los agentes contactan con la víctima cada cierto tiempo o realizan vigilancias discretas en su entorno. "Conocemos su dirección, dónde trabajan, su situación familiar, etc, para que en el momento que necesiten de nuestra ayuda sepamos corresponder", afirman desde la EVAP.