La orden de desalojo que la Autoridad Portuaria acaba de comunicar a los armadores concesionarios para que los rederos dejen libre la nave de Bouzas el 30 de septiembre ha indignado a sus actuales inquilinos. Desde que en julio de 2016 conocieron por los medios de comunicación el plan de Praza da Estrela de destinar este espacio donde confeccionan y reparan aparejos de la flota de altura a la base de mercancías de la autopista del mar, los rederos aseguran que ningún representante del Puerto se dirigió a ellos para detallarle una iniciativa que les afecta directamente ni tampoco para ofrecerles una alternativa.

"No les costaba nada reunirse con nosotros y buscar juntos una alternativa. No estamos en contra de que la terminal de vehículos progrese pero un puerto que se jacta de ser el primero en pesca de Europa no puede tratar así a los que trabajan para la flota ni dejar a los armadores sin una nave donde se les presta un servicio", expone Plácido Fernández, responsable de una de empresas de redería usuarias. Recuerda que llegaron a la actual nave que ocupan en Bouzas tras su desalojo de otra que se derribó junto al Instituto de Investigaciones Marinas, por lo que ahora reclaman un trato similar, es decir, un emplazamiento donde reubicarse.

Desde el Puerto, en cambio, aseguran que a los concesionarios de la citada nave "no le valía ninguna opción". Esto significaría que los usuarios sí han recibido algunas propuestas, extremo que niegan rotundamente. "Lo que sabemos es por la prensa. Primero decían que nos querían meter en la antigua nave de Alfageme, luego en la que abandonó Pescapuerta en Jacinto Benavente. Sin embargo, a nosotros directamente nadie nos planteó nada", afirma Fernández.

Para los rederos cualquier local alternativo debe tener una dimensión suficiente, sobre todo altura, que permita la entrada de camiones y el despliegue de aparejos de hasta 130 metros de largo. Entretanto advierten que "no nos iremos hasta tener una alternativa". Fernández advierte al Puerto sobre la intención desalojarlos y vaciar la nave por la fuerza porque puede acarrearle una denuncia por parte de los dueños de las redes, los armadores. En el interior se almacena un buen número de aparejos cada uno con un valor estimado de 10.000 euros.