Llevan asentados en un piso ajeno desde hace poco menos de un año, pero fue hace mes y medio cuando empezaron los problemas. Y esta semana estalló la bomba. Varios okupas de un edificio de Travesía de Vigo, quienes sostienen que los golpes, peleas e incluso agresiones son habituales. "Dan patadas, dejan sueltos a los perros por los rellanos...en el piso entra de todo. Pusimos vigilancia en los pasillos y vimos que ahí entra de todo", explicaba ayer uno de los inquilinos afectados. "Cada vez que salgo, le pido a mi marido que me acompañe", relataba otra vecina.

Fueron varios los que mostraron abiertamente sus quejas ante la conflictividad de estos moradores, si bien, uno de los episodios más graves protagonizados por ambos tuvieron lugar este pasado fin de semana. Uno de los residentes salió a pasear al perro. Al volver, relatan los testigos, se encontró con tres individuos que residen en el piso okupa esperándole en el portal que "empezaron a pegarle y uno de ellos llevaba un cuchillo en la mano". Su mujer vio todo desde la ventana y avisó a la Policía. El hombre consiguió entrar en casa y los agresores decidieron vaciar un extintor por debajo de su puerta para obligarles a salir. Fue entonces cuando llegaron los agentes. Detuvieron a dos de ellos, aunque uno logró escapar. Como no se había presentado denuncia, fueron puestos en libertad.

Uno de los moradores del piso okupa, quien también fue testigo de esta pelea, ha querido defenderse de las acusaciones de sus vecinos y apunta a uno de ellos como la fuente del conflicto. "Solo tenemos problemas con uno de los vecinos, que pone a toda la comunidad en nuestra contra. Esa persona nos amenazó y se encaró a nosotros", explica este residente, dueño de los perros que protagonizan gran parte de las quejas de los inquilinos. "Es totalmente mentira, yo nunca dejo a los perros sueltos por los pasillos. Siempre van con correa. Yo no he hecho nada de lo que ellos dicen; por mi parte, no", argumenta el joven, quien apunta sentirse "avergonzado" por la situación. "Puedo asegurar que tengo más ganas yo de irme que ellos de echarme", apunta.

Sin orden de lanzamiento

Este morador en el piso okupa, que actualmente comparte con otras 4 personas, afirma que llegó a la vivienda "sin constancia de la situación del piso". "Yo pagaba un alquiler por una habitación a otras personas. Cuando estas se fueron del piso, yo dejé de pagar y realmente estoy buscando algo para poder irme de aquí", explica este hombre, que señala que ni él ni nadie del piso ha recibido "ningún escrito del banco". Y es que es precisamente aquí donde entra otra de las problemáticas. El domicilio okupado pertenece a una entidad bancaria a la que los vecinos exigirán responsabilidades por lo sucedido. "Vamos a pedir responsabilidades al banco tanto por los desperfectos causados en el edificio como por los golpes y el daño moral", explicaba ayer a FARO el presidente de la comunidad, Manuel Alonso.

Este vecino también sostiene que fue hace poco más de un mes cuando se iniciaron los problemas con los jóvenes okupas. "Llevan casi un año y al principio no pasaba nada, pero luego la cosa fue a peor", sostiene Alonso.

A primera hora de la tarde de ayer, y según varios testigos, una empresa de seguridad acudió al edificio para cambiar la cerradura, pero al encontrarse con los residentes dentro y carecer de orden judicial, no procedió con el cambio.

Marcos Rivas - Inquilino

"Vivimos bajo tensión; no sentimos amenazados cada dos por tres"

Santiago Álvarez - Propietario

"Me pegaron un puñetazo en el ojo izquierdo, me hicieron mucho daño"

Pilar Fernández - Vecina afectada

"Mi yerno les plantó cara y fueron a por él; lo esperaron con una navaja"