Que la mayoría de los residuos de Cíes se retiren de la superficie terrestre no significa que su costa permanezca limpia todo el año. Por la dificultad de acceder a buena parte de la extensión de la isla, como su lado Oeste, los voluntarios centran sus esfuerzos en el perímetro Este, el más concurrido.

En estas zonas son habituales los restos de cajas de corcho, de aparejos y otros objetos como las boyas procedentes del denso tráfico marítimo del entorno. Pero otros residuos vertidos en el mar nunca llegan a detectarse. Yacen ocultos en la profundidad. Como las dos sombrillas que se encontraron a mediados de julio los buceadores de Hippoparques, la investigación del Instituto de Investigaciones Marinas-CSIC sobre el caballito de mar y el pez pipa.

Y siguen allí, en la ensenada de Rodas.