La investigación del vertido que el pasado 17 de junio forzó la restricción parcial al baño en la playa de Samil todavía permanece abierta pendiente de un análisis más completo de la mancha alquitranada pero como avanzó FARO, todos los indicios apuntan como origen a una batea del polígono de Domaio. Pero ro por el doble impacto que supone para el medio marino y la imagen turística de las rías gallegas, la Xunta ha preferido no esperar a nuevas pruebas y ya se ha reunido con representantes de los mejilloneros con el objetivo de establecer medidas que eviten episodios como el registrado en el concurrido arenal vigués. En este primer encuentro se consensuaron cuatro posibles acciones que todos los participantes consideraron viables aunque su puesta en práctica dependerá de un estudio de la Consellería do Mar para concretar la primera de ellas, consistente en la elaboración de un catálogo de pinturas no contaminantes. Los productos incluidos en esta relación deberán servir para conservar la estructura de madera de las granjas acuícolas como lo consigue el chapapote o brea empleado hasta ahora histórica y mayoritariamente por los bateeiros.
A la reunión celebrada hace un mes en Vigo asistieron seis representantes del colectivo mejillonero de las rías de Vigo y de Pontevedra, además de miembros de la consellería de Rosa Quintana y técnicos de Capitanía Marítima de Vigo. Por las manifestaciones realizadas durante el debate, los bateeiros admitieron la necesidad de poner fin al pintado de las plataformas tal y como se lleva a cabo en la actualidad, de modo rudimentario y con productos altamente contaminantes. Como prueba, lo ocurrido en la playa de Samil, a cuya orilla llegó el vertido en la tarde de un sábado y las restricciones al baño se mantuvieron hasta el siguiente martes. "No se tomó ninguna decisión definitiva pero todos estamos de acuerdo en desterrar el alquitrán de las bateas", explicaba ayer uno de los bateeiros participantes en el encuentro.
Según los asistentes consultados, la Consellería do Mar encargará la elaboración de ese catálogo de pinturas inocuas a un centro de investigación autonómico. A partir de ahí, la segunda medida que se barajó pasa por cambiar la metodología a la hora de aplicar el producto sobre la batea. Por ejemplo, aunque la pintura elegida ya no será contaminante, se habló de adoptar sistemas que impidan su goteo sobre el mar.
Al igual que las mencionadas, las otras dos medidas también fueron muy debatidas en el encuentro.En especial la que plantea comunicar con antelación a la Administración (Xunta o Capitanía) el pintado de una batea en concreto. En principio se propuso la exigencia al propietario de la granja de solicitar una autorización, pero este requisito se descartó por temor a que su tramitación acabase ralentizada por la burocracia. Por último se acordó vetar la ejecución de esta clase de trabajos de "barnizado" de las mejilloneras entre el 15 de junio y el 15 de septiembre. De esta manera se reduciría por completo el riesgo a que manchas de pintura con origen en las bateas alcanzasen los arenales cuando se llenan de bañistas.
