Los decibelios registrados en el número 75 de la calle Gran Vía reflejan estos días una pequeña victoria sobre el intenso tráfico cotidiano gracias a acordes con denominación de origen turca, caribeña y mesoamericana. Las instalaciones de la residencia universitaria se han transformado en la casa de acogida de los tres grupos participantes en el XXIII Festival Folclórico Internacional de Vigo, que aspira a convertir la ciudad en un mosaico de culturas hasta el domingo.

La percusión del davul y el darbuka, en armonía con el viento melódico del baglama y el kanun trasladaron ayer hasta el Centro Veciñal e cultural de Valadares un pedacito de Medio Oriente. El grupo Karagöz, pionero en la danza tradicional de Turquía, fue el encargado de inagurar el programa de actividades, organizado por el Concello en colaboración con la Asociación Cultural Interfolc, con una exhibición que condujo al público por una montaña rusa de emociones. "Queremos narrar la vida en su conjunto, desde el nacimiento hasta la muerte", explica el director de la agrupación Kenan Çelikm. Fundada en 1988 en la ciudad de Bursa, la compañía tiene en la teatralización de sus actuaciones su principal seña identitaria.

Aunque entre sus piezas no falta la danza de vientre, uno de los estandartes del baile en la región otomana, la intención de sus cuatro músicos y 22 jovencísimos bailarines es ampliar la visión en torno a "la enorme cultura turca" con piezas de vistosas coreografías, atuendos "sorpresa" y discursos que entremezclan la emotividad con el humor. Convencidos del atractivo que el exotismo de sus representaciones genera entre el público,aseguran sentirse muy cómodos en Vigo, tanto por "el estupendo trato que han recibido" como por la posibilidad de aprender sobre culturas musicales lejanas.

Tuvieron oportunidad de hacerlo nada más bajar del escenario, cuando les tomó el relevo la agrupación artística cubana Telón Abierto, fundada en 1997 por el prestigioso folclorista José Félix Rópeda e integrada por estudiantes, trabajadores y egresados de la Universidad de Ciego de Ávila. Pese a que su puesta es escena es simple, el transfondo de su repertorio es toda una invitación a descubrir la historia del país caribeño a través de sus cantos y bailes populares.

El tercero de los grupos invitados al Festival, la compañía de danza folclórica Ciudad de México, arranca hoy sus actuaciones. Fundada en el año 2000, está formada por 46 bailarines y músicos, fundamentalmente adolescentes. "Apostamos por la juventud" explica su director Daniel Vázquez, "no solo por su habilidad física y resistencia para la ejecución de las danzas, que son muy fuertes, sino porque "creemos que tenemos una gran responsabilidad social".La compañía, indica el chilango, trata de ofrecer, fundamentalmente a jóvenes" que han vivido situaciones vitales adversas", un "espacio para aprender, practicar, difundir y revalorizar" la danza. En comunión con la música, explica, esta tiene propiedades terapéuticas. "Permite a los jóvenes rescatar su identidad gracias a la autoestima y el reconocimiento que logran expresándose en el escenario". En el, su repertorio estético- musical es tan mestizo como el propio México. "Una explosión de color, sonidos y rostros" en la que la guitarra española convive con el violín, el acordeón, el saxofón, la armónica o la tarola.

"Cada región tiene su propio estilo de canto e interpretación", señala, y su propuesta artística es una demostración de ello. Desde polcas de los Estados del norte, herederas de la emigración europea de principios del siglo XX, a los festivos bailes de la región del Bajío y la de Danza de los Diablos, enraizada en los bailes africanos que llegaron a América tras la esclavización colonial y en la que se utilizan instrumentos como la quijada de burro. "No presentamos lo que la gente espera ver. México no es solo el mariachi, con el sombrero y la trompeta", subraya. "Aunque no dejamos de tocar 'Cielito lindo'. A la gente le encanta y a nosotros también", admite risueño.