¿Dónde está José Manuel Costas Estévez? La respuesta a esta pregunta sigue rodeada de misterio cuando se cumple un año de su desaparición. Y es que al responsable del grupo empresarial Las 5 Jotas parece que se lo ha tragado la tierra. Este empresario de 50 años se dio a la fuga a principios de julio de 2016. Lo hizo cuando ya era inevitable e inminente su ingreso en prisión por la sucesión de condenas que había ido acumulando como líder de la mayor trama de fraude fiscal con facturas falsas detectada en Galicia. Un sinfín de sentencias por las que cumpliría un máximo de seis años de cárcel. Pero Costas no ha llegado a pisar ni un solo día el penal. Desde que el pasado verano puso tierra de por medio, no se recibió ninguna pista sobre su paradero, según confirman fuentes policiales y judiciales, y ello pese a las órdenes de busca y captura emitidas desde un primer momento y a la orden de detención europea que pesa sobre él. De hecho, el prófugo vigués está entre los 50 fugitivos más buscados por la Europol, figurando su foto y sus datos en una página web junto a los datos de acusados por otro tipo de delitos como homicidios, violaciones, terrorismo, robos a mano armada o tráfico de drogas.

La fuga causó sorpresa. Hasta ese momento, el jefe de Las 5 Jotas, que seguía trabajando a pleno ritmo en su empresa, había cumplido con sus obligaciones judiciales. Con sus citas en el Juzgado de Instrucción número 6 de Vigo durante la larga y compleja investigación. Y con los señalamientos de los juicios, que no han sido pocos precisamente. El gran número de imputados -numerosos empresarios recibieron facturas falsas elaboradas por el empresario- dio a las diligencias dimensiones de macrocausa y obligó a dividir el proceso en más de cien piezas separadas. Cuando Costas huyó, ya había asistido puntualmente a 83 vistas orales que desembocaron, sin excepción, en sentencias condenatorias.

Seis años de cárcel

La causa dio lugar a una situación jurídica excepcional. Pese a sumar decenas de condenas, el máximo de cumplimiento en la cárcel del empresario no podría exceder los 6 años, el triple de la pena más grave impuesta, que es la de 2 años por el delito continuado de falsedad en documento mercantil. El límite penológico se aplicó para que a efectos prácticos su pena no excediese la que hubiese recibido de haberse celebrado un único juicio.

Con este escenario, el responsable del grupo empresarial vigués intentó hasta el último momento demorar su ingreso en prisión. Con recursos en los mismos juzgados penales encargados de tramitar las ejecutorias de sus condenas y también ante la Audiencia Provincial de Pontevedra, instando asimismo beneficios como la suspensión o la sustitución de la prisión por multas o trabajos sociales. In extremis, alegó también razones médicas, concretamente que debía someterse a una intervención quirúrgica. Ninguna de sus peticiones prosperó. Y agotados los recursos legales, cuando parecía que José Manuel Costas iba ya a entrar en la cárcel, desapareció. Un proceder que contrasta con el de su hermano Jacobo, sentenciado en la misma trama y que en su caso sí ingresó en prisión ese mismo julio de 2016 para cumplir su condena.

La ausencia del protagonista clave de la trama no ha impedido que el proceso judicial siga adelante. Con él declarado en rebeldía, desde entonces hubo seis juicios y ya solo restan dos más para completar todos los derivados de esta causa. En caso de que José Manuel Costas fuese localizado -y que a esa fecha no concurriese prescripción-, sería juzgado en solitario de todos esos procedimientos pendientes.

La Oficina Europea de Policía (Europol) tiene a este vigués entre los fugitivos más buscados. "Es el responsable de la mayor trama de fraude a la Hacienda Pública descubierta en Galicia llegando a procesar más de 11 millones de euros de forma ilícita", dice sobre él en su página web. Pero por ahora, su paradero continúa siendo un enigma.