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La Universidad beca a 10 alumnos para que hagan prácticas en empresas de Portugal

Estudiantes de Ingeniería, Traducción, Relaciones Laborales y Comercio trabajarán julio y agosto en firmas de logística, consultoras tecnológicas y auxiliares del automóvil

Mónica Martínez.

Diez estudiantes de la Universidad de Vigo acaban de empezar a fichar en empresas del otro lado del Miño gracias a un programa de prácticas remuneradas que les brinda la posibilidad de contactar durante dos meses con el mundo laboral y de conocer de cerca la sociedad y la cultura portuguesas.

Los beneficiarios fueron seleccionados por su expediente académico. Siete de ellos cursan diferentes especialidades de Ingeniería Industrial y los otros tres son alumnos de Traducción e Interpretación (inglés-español), Relaciones Laborales y Comercio.

La convocatoria "Pásate da raia!" es una iniciativa del área de Empleo y Emprendimiento que la Universidad estrenó el año pasado en el marco del Eures Transfronterizo Galicia-Norte de Portugal, una red europea en la que colaboran la Comisión y los servicios de empleo de los países miembros.

Antes de estrenarse en el entorno laboral, los diez estudiantes asistieron a un curso de formación de cuatro días en Vigo para facilitar su día a día en un entorno multicultural y en el que tendrán que adaptarse a la lengua y cultura portuguesas. La beca incluye una ayuda de 400 euros.

La planta del Grupo Cablerías en Valença do Minho, que trabaja para auxiliares de Citroën, acoge a cuatro alumnos de Industriales, mientras que el resto trabajarán hasta el 31 de agosto en la empresa de componentes plásticos Injex, en la consultora de tecnologías de la información Bold International, que tiene sedes en Lisboa, Porto y Aveiro, y en la empresa de logística For Demand, cuyas oficinas centrales están en Vila Nova de Gaia.

"Aquí no me siento emigrante y hay mucho empleo"

  • Siguiendo la marea de miles de gallegos, la mayoría de los becados cruzan cada día la frontera para ir a trabajar y regresar al final de la jornada. Sin embargo, Mónica Martínez Porteiro, estudiante de Ingeniería Química Industrial y natural de Coristanco, decidió hacer una inmersión completa y fijar su residencia en Valença do Minho durante sus prácticas en la Cablerías Manufacturing. "Me dan envidia los becados que están más lejos. En esta zona de Portugal hay mucho trabajo y será muy positivo para mi currículo incluir que viví y trabajé aquí", relata por teléfono, oportunamente para ella y el resto de beneficiarios ya libre de roaming. En la planta portuguesa de Cablerías trabaja desde el lunes junto a otros tres becarios y con uno de ellos, Víctor Rodríguez, comparte destino, el departamento de Calidad. "En clase y en el laboratorio todo es muy bonito, pero esta estancia nos permite ir adquiriendo experiencia y contactos y coger el ritmo. Los cuatro compañeros nos llevamos muy bien y nos juntamos en los descansos para charlar", destaca. Su misión es comprobar que el producto final y el intermedio están bien fabricados y determinar el origen de posibles problemas. "No es el departamento más relacionado con mi especialidad, pero me está gustando más de lo que pensaba. La planta tiene un sistema muy bien implementado en toda la línea y la gente es muy agradable, lo que se agradece mucho. Aquí se fabrican los cables de los focos de los automóviles de PSA Citroën y es muy bonito pensar que algún día, cuando veamos una Berlingo, podamos decir que nosotros vimos esos componentes", señala. Antes de llegar a planta, Mónica y sus compañeros asistieron a cursos de formación en el campus y en la oficina de Eures en Valença: "La tasa de paro en Portugal es más baja que en España y esta zona roza el pleno empleo. Hace 5 o 10 años, los portugueses iban a trabajar a Vigo y a otras zonas como Porriño, O Rosal o Tui. Ahora ocurre lo contrario. Es una posible salida para nosotros por cercanía, lengua y cultura. Se trata de una opción muy válida". Tanto es así que a ella no le importaría que su futuro laboral estuviese en la Eurorrexión: "Es una oportunidad y no estoy tan lejos de casa. A otro país tendría más reticencias y solo me iría por un periodo muy corto, pero aquí no me siento emigrante y hay mucho empleo. El trato y la forma de ser de los portugueses son muy parecidos a los nuestros", compara. La formación previa incluyó algunas clases de "portugués acelerado", aunque Mónica, que es gallego-hablante, ya había comprobado su facilidad para leer en este idioma. "Mi tutor es portugués y yo intento forzarme a hablarlo para aprender", asegura. En los cursos también les trasladaron información "muy interesante" sobre las condiciones y los derechos del trabajador transfronterizo, así como recursos para trabajar en un ambiente multicultural: La planta cierra por vacaciones 15 días en agosto, así que Mónica y sus compañeros realizan jornadas de 6 horas en lugar de 5 como fija la convocatoria. "Mi padre me riñó un poco porque voy a tener vacaciones", confiesa entre risas. La estancia le servirá para ir trazando el mapa de su futuro: "Empecé la carrera en Santiago pero no me gustaba nada y en Vigo, donde casi empecé de cero, me ha acabado gustando. También me atrae el trabajo de laboratorio pero en la universidad es casi imposible. Mi intención es ir probando cosas hasta encontrar lo que me gusta".

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