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La autovía a Oporto afianza su recuperación de tráfico con niveles similares a antes de la crisis

En el primer trimestre anotó 29.000 coches diarios tras caer a 20.500 hace un lustro por los peajes

Pórtico de telepeajes instalado en la autovía A-28 entre Galicia y Oporto. // Faro

El "efecto portagen" se diluye en la frontera con Portugal. Tras el desplome de tráfico que provocaron los polémicos telepeajes -activados en octubre de 2010-, la autovía A-28 que conecta Galicia con Oporto recupera un volumen de actividad similar al que tenía antes de la crisis. Según los últimos datos publicados por el Ejecutivo luso, durante el primer trimestre de 2017 el vial registró una afluencia media de 29.000 coches diarios, lo que la aproxima a los 31.000 que anotó en el mismo período de 2009. En 2010, último arranque de año sin los telepeajes, la autovía recibió más de 32.200 vehículos diarios. Un año después, ya con las tasas activadas en varios puntos de la A-28, se anotó un desplome del 25%. En tan solo 12 meses se perdieron cada jornada casi 8.200 coches, hasta anotarse poco más de 24.000.

Esa caída se debe a varios factores. Como telón de fondo estaba la crisis, que provocó un descenso general de tráfico en todos los viales a ambos lados de la raia. La propia autopista AP-9 experimentó un "pinchazo" en 2008 que le llevó a perder 7.700 vehículos diarios en tan solo media década. Sin embargo los telepeajes jugaron un papel fundamental, sobre todo entre los conductores gallegos. Las dudas sobre el sistema de pago, el coste y la complejidad que suponía en un principio afrontar el proceso para abonar la tasa... disuadió a muchos usuarios de viajar al otro lado del Miño. A los pocos meses de que el Gobierno luso introdujese los pórticos de pago, los negocios del norte de Portugal alertaron de una caída importante en su facturación. Buena prueba de ello es que tanto instituciones como empresarios de ambos lados de la frontera se unieron para reclamar soluciones. En el norte luso llegó a constituirse una plataforma que reclamaba la supresión de los gravámenes.

Tras varios años perdiendo tráfico, el punto de inflexión llegó en 2014, primer ejercicio que la A-28 arrancó con un repunte de actividad. La implicación de los Gobiernos de España y Portugal hizo posible que las operadoras de ambos países activasen la interoperabilidad, lo que permitió usar dispositivos de pago electrónico entre ambos países. Esa mejora, sumada a las facilidades aplicadas por la propia concesionaria para abonar las tasas, hizo posible que la autovía ganase tráfico poco a poco. En el primer trimestre de 2014 se anotó un discreto repunte del 2,9%, un año después se creció otro 6,7% y entre 2015 y 2016 el incremento se disparó ya hasta el 22,2%. En el último período disponible el aumento fue del 5,7%, lo que supone 1.500 automóviles más cada jornada. El dato variará con bastante probabilidad a lo largo del año, sobre todo durante el verano, cuando se registran más desplazamientos por turismo y ocio. Según figura en la página web Portugatolls, en la actualidad un viaje de ida y vuelta entre Galicia y Oporto por la A-28 supone 7,5 euros en peajes para un coche y entre 13,1 y 18,7 euros para un camión, dependiendo de sus características y dimensiones.

La autopista, ante su mayor volumen de actividad desde al menos 2008

  • La autopista A-3, que conecta la frontera con Oporto, vive su momento de mayor actividad en años. Al menos desde 2008, que es el primer ejercicio sobre el que se dispone de datos de tráfico. Las últimas estadísticas publicadas por el Gobierno de Portugal muestran que en el primer trimestre del año circularon por el vial de pago que entronca con la autovía gallega A-55 y finaliza en Oporto 22.000 automóviles diarios. Son 1.400 más que un año antes y 6.300 que en 2009, cuando por efecto de la crisis el vial anotó su valor más bajo. Aunque registra menos afluencia de vehículos que la autovía A-28, la A-3 es una artería fundamental en las comunicaciones entre Galicia y el norte de Portugal. Por ella circulan a diario cientos de vigueses en sus viajes al país vecino. En los últimos años de hecho ha ido recortando distancias con la autovía. Si en 2010 escogieron la A-28 12.100 conductores diarios más que la A-3, un año después -y con los telepeajes ya en funcionamiento- esa diferencia se había reducido a 3.300 vehículos. En la actualidad la autovía recibe 7.000 automóviles más. Entre ambos, los principales accesos por carretera entre Galicia y Portugal suman algo más de 51.000 coches.

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