El trabajo de vigilancia que hace el Equipo de Vigilancia y Apoyo Policial (EVAP) de la Policía Local concluye cuando el acusado cumple su pena. A partir de ahí, si el agresor vuelve a acosar o golpear a la víctima se abre un nuevo proceso. Sin embargo, las mujeres agredidas ya no están tan indefensas. Desde hace unos años, la Policía Local imparte tres o cuatro veces al año un curso de defensa personal para que las participantes aprendan las técnicas básicas con las que escapar de su agresor. El éxito de la actividad ha obligado a abrir la inscripción a mujeres que nunca han sufrido malos tratos.

| Dos semanas. Cada curso tiene una duración de dos semanas y se divide en seis clases de tres horas cada una. Además del aspecto físico, los agentes trabajan el apartado emocional de las víctimas para devolverles su autoestima.

| Aprender a zafarse de su agresor. Uno de los mayores problemas con los que se encuentran las mujeres atacadas llega cuando son asaltadas por la calle y quedan a merced de su asaltante. Durante el curso, los instructores de la Policía Local les enseñan las nociones básicas para zafarse de su agresor cuando están inmovilizadas.

| El bolso como arma de ataque. Un atacante que está pendiente del día a día de su víctima busca agredirla cuando menos se lo espere, y en muchas ocasiones sucede en plena calle. Para ello, uno de los ejercicios en los que más inciden durante el curso de defensa personal tiene como protagonista al bolso que habitualmente visten las mujeres. En algunas ocasiones puede ser un arma esencial.

| Aprovecharse del entorno. Las víctimas de violencia machista suelen tener miedo de salir de casa y encontrase con su agresor porque se sienten más vulnerables. Para evitar esta sensación, los agentes municipales trabajan con elementos como sillas o paraguas para que las mujeres sean capaces de contrarrestar un ataque en cualquier circunstancia.