Las nubes impidieron compartir con el resto del mundo la incomparable puesta de sol tras las islas Cíes y, finalmente, el sol desapreció tras la bruma instalada al fondo de la ría a las 21.42 horas, media hora antes de lo previsto.

La temprana desaparición del sol fue despedida con tímidos aplausos de unos pocos de entre las más de trescientas personas congregadas en el paseo y la playa de Samil, que esperaban disfrutar de un espectáculo natural grandioso que, finalmente, no pudo ser. Pese a todo, el evento continuó y la música de los cuatro integrantes de la Orquesta 430 cobró protagonismo y nadie quiso perderse el concierto en el marco incomparable de la playa de Samil.

El primero en intervenir fue Jaime Irisarri, que con su clarinete interpretó el Aria de E. Bozza mientras embarcaciones tradicionales surcaban la ría. Su contemplación permitió mitigar la decepción de los asistentes, que se congregaron en corrillos convocados para una cita cuyo broche de oro no pudo ser. Irisarri dedicó el tema a Einstein, que en 1925 constató su fascinación por el atardecer sobre las Cíes describiendo "la riqueza de colores y puesta de sol en Vigo. Incomparable". También "a todos los que queremos que las Cíes sean Patrimonio de la Humanidad", recordando el motivo principal por el que se convocó el acto, que forma parte de la promoción de la candidatura de las islas de los Dioses a Patrimonio Medioambiental de la Unesco. Pese a no haber puesta de sol, el acto fue igualmente retransmitido en directo y filmado para incorporarse a la campaña.

Mientras sonaba la música del clarinete, poco a poco las nubes fueron revelando la silueta de las Cíes ante un sol ausente en el primer atardecer del verano.

En todo caso, aunque las circunstancias impidieron disfrutar del espectáculo en su totalidad, el solsticio de verano no puede posponerse, así que continuó la música con Isabel Figueroa, que interpretó el Preludio en Sol Mayor de la Suite nº1 de Bach. En su breve presentación, además de recordar la candidatura de las Cíes como hicieron sus compañeros, Figueroa recordó que "no todos los piratas vienen con pata de palo y parche en el ojo. Por las Cíes pasaron corsarios tunecinos, turcos y, también, sir Francis Drake. En el siglo XVIII los habitantes de las Cíes habían sufrido tantos ataques que tuvieron que abandonar las islas y venirse al continente".

Al tiempo que sonaba la música, decenas y decenas de personas continuaban arremolinándose en el paseo, muchos sorprendidos por la escena, y también muchos en la playa, familias con niños, parejas y grupos de amigos, la mayoría sentados en toallas y abrigados con chaquetas ya que a medida que iban pasando los minutos y hacia su llegada la noche el ambiente se iba refrescando.

"El 24 de agosto del 60 antes de Cristo el emperador Julio César se refugió en las Cíes para intentar atacar a las tropas que se refugiaban en la costa", relató durante su turno Gonzalo Lemos, que tras recordar que el propósito del romano no pudo llevarse a cabo interpretó la Sonata en Re menor de Telemann a "estas islas con tanta historia".

La última en intervenir fue Ana Shi Yiu, que no olvidó la huella que dejaron Vigo y las Cíes en Julio Verne. "Estuvo aquí dos veces. La primera para refugiarse de una galerna y la segunda por una avería mecánica de la embarcación en la que navegaba. Una visita que dejó inmortalizada el 19 de mayo de 1884 en la novela Veinte mil leguas de viaje submarino". Su tema, Meditación de Thais de Massenet, estuvo dedicado al capitán Nemo, a Julio Verne "y a todos los que desean que las islas Cíes sean Patrimonio de la Humanidad".

La belleza de la música compensó en parte la decepción que provocó la presencia de las nubes y sin duda Vigo tendrá otras muchas oportunidades para demostrar que no tiene nada que envidiar al resto de localidades que presumen de atardeceres únicos.

El cuarteto de la Orquesta 430 se unió al final para interpretar el Canon de Pachelbel y pocos minutos después de las diez de la noche los músicos recibieron el aplauso final, que había estado reservado para el sol, para cerrar el homenaje al solsticio.