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Actuaciones para preservar uno de los tesoros vigueses (I)

Castrelos, contra el reloj

Los jardines históricos se renovaron esta primavera con nuevos ejemplares mientras luchan contra las plagas y el paso del tiempo

Más de trescientos años no pasan en balde y los jardines históricos de Castrelos luchan a diario contra los achaques de la edad y las nuevas y viejas plagas para preservar su belleza. Esta primavera, a través de varias iniciativas simultáneas, la Concellería de Patrimonio Histórico ha acometido pequeños cambios y mejoras en el entorno del pazo Quiñones de León, que conforma uno de los mejores espacios naturales de la ciudad, con una extensión de 24 hectáreas. Se han acometido a petición del conservador de Espacios Naturais, Fernando Vilaboa, responsable del departamento que vela por una de las joyas viguesas, declarada Bien de Interés Cultural (BIC) y de acceso libre y gratuito.

Una de las actuaciones más relevantes ha sido la reparación del muro perimetral del jardín histórico, dañado en varios puntos por la acción de los temporales del invierno. La restauración de éste, adjudicada por 4.428,78 euros a Construcciones Castro en un proceso al que se presentaron un total de cinco empresas, fue calificada de urgente para evitar un mayor deterioro de la estructura e impedir el acceso de perros y prácticas de botellón por algunos usuarios, especialmente en las noches del fin de semana.

La obra, ya finalizada y visible tanto desde la parte interior como de la exterior, forma parte de las intervenciones de mantenimiento de los jardines al igual que la gestión de los abundantes residuos vegetales que se generan al año, adjudicados a la empresa Toysal S.L. , la única que presentó una propuesta económica de las cinco que concurrieron al contrato.

En total, 10.890 euros para contar con la ayuda de un vehículo contenedor que acometa durante 2017 el transporte al vertedero de los restos de basura, ramas y hojas que se acumulan con frecuencia y que se incrementaron considerablemente tras la llegada al departamento de un vehículo tipo dumper que permitió la mecanización de las tareas y, por lo tanto, un mayor volumen de residuos de difícil traslado. La frecuencia de recogida, tras la entrada en vigor del contrato el pasado mes de marzo, es quincenal y el volumen de carga que se transporta oscila entre los 12 y los 16 metros cúbicos de material.

La partida más importante inyectada en el primer trimestre del año a los jardines históricos fue la destinada a la adquisición de fitosanitarios y la reposición de plantas. En total, 21.253,30 euros para Viveiros Adoa por la incorporación de nuevas especies y la puesta en marcha de un programa de fertilización sobre diferentes árboles y arbustos con abonos orgánicos y minerales, así como otros preparados a base de aminoácidos para estimular y equilibrar las carencias detectadas sobre algunas especies. Asimismo, la proliferación de vegetación advenedizas se controla con herbicidas sistémicos y también se lucha contra las plagas con un fungicida bactericida con sulfato de cobre pentahidratado y tratamientos de insectidas a base de aceite de Neem para combatir el temible picudo rojo. Paralelamente, se sigue luchando contra el hongo Clylindrocladium Buxícola que hace más de cinco años obligó a vallar el Laberinto de Boj del Jardín Francés para restringir su acceso al público.

El contrato con Adoa también incluye el suministro y acopio de césped y la llegada de nuevas especies arbóreas con el objetivo de continuar con el incremento del catálogo vegetal y la ornamentación de los macizos florales de los jardines históricos dado que los viveros municipales no disponen de plantas suficientes para abastecer a los jardines históricos. No se trata de algo excepcional ya que en el tramo final de los jardines todavía son visibles los enormes maceteros en los que llegaron las últimas especies que fueron plantadas.

En concreto, se trata de una treintena de nuevos árboles de diferentes portes y especies que ya han llegado a los jardines. Son cinco robles, cuatro alcornoques mediterráneos (uno de ellos bifurcado), dos encimas bifurcadas, seis hayas, cuatro carpes, dos madroños y siete palmeras. Entre éstas últimas hay una gran variedad que va desde palmera de abanico mexicana, palmera real australiana o palmera de California.

En el lote también se incluye un lote de cuarenta arbustos de la especie Ruscus aculeatus (una especie de acebo) y una veintena de "fentos" de diferentes géneros.

La llegada de nuevos ejemplares va ligada a condicionantes para las empresas suministradoras ya que debe tratarse de plantas con garantía de enraizamiento.

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