Los científicos que realizan el censo de caballitos y peces pipa de Cíes acaban de terminar el primer muestreo del año con excelentes perspectivas. Durante la campaña de primavera, que finalizaba la semana pasada, localizaron 40 ejemplares, un número de avistamientos más elevado que el de todo 2016. Y en algún caso se trata del primer registro de la especie. "Es una buena noticia y la diversidad que encontramos es bastante alta", destaca Miquel Planas, responsable del proyecto Hippoparques en el Instituto de Investigaciones Marinas-CSIC.

En total, se han encontrado 35 peces pipa de la especie Syngnathus acus y, por primera vez, un ejemplar de Entelurus aequoreus. También fueron observadas dos parejas de caballito narizón - Hippocampus guttulatus- que elevan a 8 los ejemplares avistados en los dos primeros años de muestreos.

El proyecto, que está financiado hasta 2018 por el Organismo Autónomo de Parques Nacionales, arrojará luz sobre la población de signátidos en Cíes y sobre su dieta, además de determinar las comunidades vegetales de las que depende su supervivencia y el tipo de sedimentos de sus hábitats de preferencia.

A lo largo de 2016, los investigadores rastrearon nueve zonas de la cara interna de Cíes de norte a sur para determinar las tres áreas que estudiarán con profundidad este año y el siguiente en primavera, verano y otoño. Estos transectos de fondos de arenas medias o rocosos y con proliferación de algas se localizan al norte de la isla de San Martiño, junto al embarcadero (Borrón), y en el islote de Viños.

Los ejemplares avistados por los buzos son izados a una embarcación para registrar su talla y peso antes de devolverlos a la misma ubicación. También se toma una muestra de su aleta dorsal para los estudios genéticos que realiza Carmen Bouza en el campus de Lugo. La experta se ocupa asimismo del análisis de isótopos estables para conocer su dieta.

"Este año hemos empezado a hacer en el IIM el análisis de la epifauna, que es el zooplancton asociado a los vegetales. Correlacionando estos datos con los resultados de Lugo podremos conocer cuáles son sus especies preferentes para alimentarse", apunta Planas, responsable del grupo de Biología y Fisiología Larvaria de Peces.

Los estudios genéticos realizados en 2016 a ejemplares de distintas especies localizados en Cíes, Arcade y Cabo Estai revelaron que las poblaciones del parque Islas Atlánticas no difieren de otras cercanas: "Esto es interesante porque en caso de que fuese necesaria una repoblación se podrían utilizar individuos reproductores de otras áreas de la Ría".

Las inmersiones también han constatado "una considerable invasión" de macroalgas exóticas que "colapsan los fondos" e impiden crecer a otras especies autóctonas como la zostera, la planta marina que forma las praderas donde viven caballitos y peces pipa. Los expertos de la Universidad de A Coruña que se ocupan de esta parte del estudio han observado una importante presencia de Asparagopsis armata, originaria de Australia, así como el primer registro en la Península de Pseudanabaena persicina y en Galicia de Gayliella mazoyerae.

Los análisis de los sedimentos sobre los que los signátidos desarrollan su vida, a unos 6-8 metros de profundidad, los realizan los expertos del campus de Vigo Irene Alejo y Míchel Nombela.

Los muestreos en las tres zonas ya indicadas permitirán determinar si son idóneas para la reproducción y, por tanto, requieren medidas de conservación específicas, así como conocer qué especies vegetales garantizan su supervivencia. "Si las poblaciones se mantienen en estos dos años tendríamos un indicador de que son buenas zonas para reproducirse y, por tanto, una especie de santuario. Los parques nacionales ya implican cierto grado de protección pero es importante controlar estas especies tan singulares", aboga Planas.

Su atractivo reside en las peculiaridades de su aspecto y sus hábitos, que son precisamente lo que las hace más vulnerables, aunque ni los caballitos ni los peces pipa están catalogados como especies a proteger o amenazadas en nuestro país. "Además de ser especies muy interesantes y emblemáticas para concienciar sobre la protección del medio ambiente también suponen un valor añadido para el ecoturismo. Desde el punto de vista social tienen mucho potencial", añade Planas.