Goya recibió el encargo de pintar un retrato ecuestre del Rey Carlos IV que hiciera pareja con el de la Reina María Luisa, en torno al año 1.800. Para preparar esta obra neoclásica que hoy alberga el Prado, realizó este boceto en óleo sobre lienzo, tasado en 225.000 euros. Adquirida en París por Policarpo Sanz y donada a Vigo junto a otro centenar de obras, cuelga de las paredes del Quiñones de León.