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Un paso hacia la modernidad

En el mes de mayo de 1907 se iniciaron los trabajos para instalar el tranvía en Vigo, inaugurado siete años más tarde

El tranvía a su paso por la calle del Príncipe. // Archivo Paccheco.

El tranvía vigués tuvo en el mes de mayo de 1907 su primera cita con la historia. Después de un largo recorrido previo de varios años, con muchos problemas para desarrollar el proyecto, Eduardo Cabello, en aquella época delegado de Caminos y Puertos, dio inicio a los trabajos para colocar las 1.400 toneladas de carriles que utilizarían los 40 coches que había adquirido la Compañía de Tranvías. El Decano reflejó en sus páginas el momento histórico. Fue un acto sencillo, pero cargado de simbolismo que dio inicio a un proceso que duró once años. Los tranvías no comenzaron a funcionar hasta 1914.

Pero fue mucho antes cuando se diseñó todo. La Compañía de Tranvías de Galicia fue la primera impulsora. La empresa se empeñó en poder hacer todo el trabajo a finales del siglo XIX. Estuvo varios años con el proyecto, en conversaciones con el Ayuntamiento de Vigo e incluso con muchas modificaciones en el mismo. Sin embargo, no llegaron a concretarse de manera efectiva. Cuestiones económicas le hicieron desaparecer.

El tranvía en Vigo nació en la isla de Toralla con el empuje de destacadas personalidades de la sociedad viguesa. Varios de ellos habían conseguido disponer de muchos recursos económicos en América. El proyecto se redactó y fue presentado como la gran revolución en el transporte de la ciudad. Aquellos emprendedores, entre los que estaba también el Banco de Vigo, desconocían en aquel momento la importancia del mismo.

Tras muchos meses de idas y vueltas, se agilizaron los trámites burocráticos. Se cuenta que los responsables municipales mostraban sus dudas sobre la modificación que supondría la modificación de las calles de la ciudad. El inicio de las obras también fue a "cámara lenta". El acto fue sencillo y más simbólico que otra cosa. No hubo discursos ni una gran celebración. Discreto, los trabajos no se reanudaron hasta varios meses después.

Pero el debate sobre el tranvía apareció con fuerza en la sociedad viguesa. El Decano relata en sus páginas las quejas de los comerciantes y vecinos de la calle del Príncipe realizaron al ayuntamiento. Exponían que era necesario que el nuevo medio de transporte pasara por la citada vía. En el proyecto inicial se contemplaba la calle Policarpo Sanz como la gran apuesta. Los de Príncipe resaltaban la importancia comercial de su calle. Había otro aspecto importante. Con la presencia del tranvía se revalorizaban al alza sus propiedades en la zona.

Resulta llamativo que la carta estuviera firmada por destacadas personalidades vilezas, como Augusto Bárcena o Antonio López de Neira. Pero a la protesta se unieron el Círculo Mercantil, la entidad de referencia en aquella época, o el Gimnasio de Vigo, otro club con gran prestigio y tradición. El ayuntamiento alegó durante mucho tiempo que la calle era estrecha y no se podía realizar la obra.

El proyecto se volvió a redactar. Se cambió. Las obras de construcción del tranvía duraron siete años, un periodo de tiempo en el que se logró un consenso. El 9 de agosto de 1914 quedó inaugurado el servicio, en un día de gran agitación en la ciudad. El tranvía pasó por la calle del Príncipe. Y lo hizo hasta el año 1932, cuando se decidió cancelar el paso por esa zona. La vía llegó a contar con varias paradas y fue el centro de referencia.

La historia del tranvía, que terminó de forma brusca en 1969 tras 61 años de existencia, está cargada de aspectos singulares. El primer billete costaba 5 céntimos. En su primer año de vida transportó un millón de pasajeros. En 1940 alcanzó su registro histórico, con 18 millones de viajeros. Y en 1945 llegó a Samil.

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