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GUillermo Pastrana: "La música es siempre contemporánea, surge cuando se toca; esa es su magia"

El músico interpretará a Schumann, mañana, en el broche final de la temporada de la Vigo 430

Guillermo Pastrana. // Marta G. Brea

La "calidad de su sonido, la fuerza de su personalidad artística y su proyección internacional" le valió el Premio Ojo Crítico de la Música Clásica. Afincado en Suiza, llega a Vigo después de ofrecer un recital en el Palacio Real con el Stradivarius 1700 de la colección real. Mañana será el solista invitado en el cierre de temporada de la Vigo 430, en el Mar de Vigo (12 horas).

-Según el tiempo que ha podido pasar con la Vigo 430, ¿por qué cree que se caracteriza? ¿Le llama la atención algo de esta orquesta?

-Se caracteriza por un espíritu joven, que no inexperto. Todo lo contrario, está formada por integrantes de altísimo nivel. Pero tiene la épica, la ilusión, las ganas de hacer algo especial, con cariño, a pesar de la situación económica. Por desgracia, es una orquesta que no cuenta con el apoyo económico que debería, ya que ofrecen una programación de altísimo nivel. Son gente con muchas ganas de hacer cosas, muy preparada y con vocación fresca. Es algo que muchas veces se pierde con el transcurso de los años. Es una pena cuando un artista lo siente como un oficio en vez de una vocación.

-U sted que conoce orquestas por todo el mundo, ¿en todas partes se topan con estas dificultades para sacar los proyectos adelante?

-Por desgracia es un denominador común en todos los países. Pensamos que el extranjero está mejor, pero la única diferencia puede estar en los centroeuropeos, donde hay más tradición. Los problemas económicos para apoyar orquestas que surgen ocurre en todas partes. En el caso de la Vigo 430, a pesar de no tener un apoyo institucional o económico de alto nivel, sí que se apuesta por un programa de mucha calidad. Eso es lo que no es tan típico.

-¿Qué es lo que van a ofrecer al público en el Mar de Vigo?

-El denominador común es la fusión de la palabra y la música, que tanto influenció a los compositores centroeuropeos, sobre todo en el romanticismo. Se inspiraron en la literatura, llegando a llamarse poemas sinfónicos, como el que escucharemos de Sibelius. Luego, interpretaré el concierto para violonchelo de Schumann, que es un icono del romanticismo centroeuropeo germánico. Es muy especial por varias cosas. Schumann es el prototipo de hombre romántico de la época. Padeció tanto enfermedades físicas como mentales. En el tema personal, su mujer, Clara, tenía un idilio romántico con Brahms, conocido por Schumann, del que era íntimo amigo. Por otro lado, el padre de Clara nunca lo aceptó y no le daba la mano de su hija porque lo trataba de loco y enfermo. Tuvo una vida muy dura y triste, pero ahí está el genio: de estas vivencias sacó inspiración, esa firma musical tan especial. Terminó este concierto en el psiquiátrico y, en uno de sus intentos de suicidio, saltó al río con las partituras. Parece que sufría esquizofrenia. Hay que sumarle el dualismo platónico del romanticismo alemán, que él tradujo en dos personajes imaginarios, que se perciben en la pieza: el positivo, alegre y entusiasta y el triste, grave y pesimista. Siempre está luchando en esa dualidad. Es una obra muy autobiográfica para la que eligió un instrumento que no usa mucho, el chelo, creo que porque es supermelancólico, muy triste, como la voz humana.

- ¿Se identifica también su personalidad con la voz melancólica del chelo?

-Pues sí. Yo también soy muy bipolar, no sé si porque nací en el sur y me he formado en países germánicos, que se me ha creado una personalidad muy rara. El chelo es un instrumento muy antropomorfo, como un torso humano, que se toca abrazando y tiene el alma a la altura del corazón. Te da todos los registros , desde el agudo del violín al grave del contrabajo. Puede imitar tanto sonidos orquestales como de la voz humana, lo que te proporciona unos recursos alucinantes. Ese tono melancólico me ha influido mucho y me identifico mucho con él.

-Tengo entendido que le gusta explicar las obras al público para que las entienda

-Cuando contextualizas algo, se entiende mejor, te pones más en el lugar del compositor y ayuda a nuestro lenguaje abstracto a darle forma y traducir lo que escuchamos. Lo suelo hacer cuando es chelo solo. Fue una idea de hace años, con el programa "Entre luz y sombras", donde cogía música desde barroco hasta contemporánea vanguardista. El público debe acostumbrarse a todo. Como intérprete, a veces pecamos de programar lo fácil, lo que va a gustar seguro y le debemos a la sociedad de enseñarle qué es lo que está escrito, tanto obras del pasado que han caído en el olvido, como obras de la actualidad.

-¿Es por lo que se ha interesado en investigar en música contemporánea?

-Sí, he tenido la suerte de estrenar varias piezas de compositores, como David del Puerto. Me gusta estar a la última, apoyar a los compositores jóvenes. Es muy enriquecedor, hace que evoluciones tu técnica porque son nuevos lenguajes. No me he encasillado en ningún estilo porque creo que la música buena es buena música independientemente de la época. Hay que romper esas barreras temporales. La música, a diferencia de las demás artes, es siempre contemporánea, surge cuando se toca. El hecho de que se interprete un Schumann ahora va a a ser contemporáneo, porque los instrumentos son diferentes, nuestra mente es diferente, vivimos diferente y entonces traducimos diferente, es la magia de la música.

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