Hasta las instalaciones de Asvidal acuden pacientes de ambos sexos y de todas las edades, aunque los que centran la atención de las psicólogas son los más jóvenes. "No vienen muchos porque al ser bebedores de fin de semana no consideran que tengan un problema", explica Guimeráns, quien añade que "sus caídas son constantes porque si no salen el próximo viernes lo harán dentro de 15 días y la única alternativa de ocio que tienen por la noche es el botellón".

Un total de 66 personas menores de 34 años acudieron el pasado año hasta Asvidal para enfrentarse a su problema con el alcoholismo. "Es el grupo de edad que menos frecuenta nuestras instalaciones porque muchos de ellos son estudiantes o el alcohol no les ha afectado en su trabajo y no creen que deban venir", comenta Gómez.

En la mayoría de los casos de este sector de edad, su presencia en el centro se debe a acciones derivadas por la ingesta excesiva de bebidas alcohólicas. "Unos cuantos han tenido fuertes intoxicaciones que han acabado en el hospital, otros son multados por conducir ebrios y una parte tiene peleas y son denunciados en el juzgado", confirma la directora del centro.

Muchos de ellos asumen el tratamiento como un salvoconducto para evitar entrar en la cárcel tras cometer actos delictivos. "Nosotros no somos la ley y no juzgamos lo que hayan hecho fuera de aquí porque para eso ya está un juez. Sólo tratamos de ayudarles para que superen un problema que puede ser muy grave con el paso de los años", asegura Guimeráns.