Antes de que el granito hiciese populares a las canteras de O Porriño, la piedra para la construcción de los edificios nobles y la que sirvió para ampliar el puerto vigués salió de las laderas de los montes del propio municipio, que fueron horadados sin apenas control hace décadas para cubrir las necesidades de piedra de una ciudad en continua expansión. Castrelos, Zamáns, Candeán, Coruxo, Matamá y Valladares son las comunidades de montes que incluyen entre sus proyectos actuaciones para recuperar esos espacios.

En la actualidad, estos viejos yacimientos permanecen prácticamente invisibles cubiertos por la maleza de los montes y algunos ya han sido ocultados por infraestructuras como es el caso del que había en Bembrive, sobre el que se construyó un colegio.

En Candeán, mientras tanto, el objetivo de los comuneros es aprovechar el hueco de una de las canteras para construir en la zona un alpendre que sirva como cobijo a un rebaño de cabras con el que pretenden aligerar el coste del mantenimiento de la superficie forestal. "Las hemos limpiado y por ahora las dejamos tal y como están, son dos y ninguna sirve para aprovechar ni tampoco son zonas peligrosas", explicó su presidente, Óscar Domínguez.

Los comuneros de Castrelos destacan el antiguo yacimiento del Monte da Serra como el más importante de la ciudad, del que salió a finales del siglo XIX y comienzos del pasado el granito con el que se construyeron los edificios clásicos del ensanche. "Ahora lo que está de moda es la piedra con vetas pero entonces lo más apreciado era la piedra blanca, la más pura, que salía de nuestros montes, con ella se construyó el García Barbón o el edificio Massó", precisa el tesorero de la Comunidad de Montes, Juan Freiría. Precisamente el centro sociocultural de la parroquia se construyó sobre una antigua explotación, algo que revela el nombre que se le dio al lugar: Monte da Mina. Con la valoración de Freiría coincide también el secretario de la entidad, Tito Ucha, quien indica que el objetivo de los comuneros es recuperar y rellenar esa cantera, que linda con los montes de Bembrive. "Pensamos que debería acoger actividades recreativas, de ocio, albergar un parque que forme parte del Anel Verde que conforman los espacios forestales de la ciudad", explica Ucha.

Pese a su pequeño tamaño, los montes de Castrelos cuentan con una más en otra ladera que los comuneros prevén rellenar para posteriormente hacer una plantación de árboles autóctonos. Para ello están pendientes de que se reactive la obra pública ya que son necesarias miles de toneladas de tierra para cubrir esa superficie.

En la misma situación se encuentra la excavación de Zamáns, de donde la empresa Prebetong Galicia extraía áridos para las obras. Su relleno recibió licencia hace ya cinco años para la construcción de un parque recreativo y cuenta con una capacidad para 316.000 metros cúbicos de tierra. La Comunidad de Montes firmó en 2014 un contrato de cesión a una empresa para que deposite arena y áridos y desde entonces los camiones acuden a descargar la carga procedente de las excavaciones. "Nuestra idea es dejar el monte como estaba antiguamente y como se trata de un proyecto abierto cuando esté terminado lo valoraremos", señaló el presidente de la entidad, Manuel Alonso, que calcula que hasta el momento "se habrán descargado allí unos sesenta camiones y todavía queda mucha tierra por llegar".

Una vez cubierta en su totalidad, Zamáns ganará una explanada de 25.000 metros cuadrados en la que se baraja crear una red de senderos, un mirador e incluso un auditorio al aire libre. El perímetro de la cantera está vallado porque en una de sus paredes existe una altura de 38 metros, añade el presidente, que recuerda que "si algo se cae allí, ya sea un animal o una persona sería nuestra responsabilidad".

La misma preocupación existe en la Comunidad de Montes de Coruxo,donde el relleno de una de sus canteras está pendiente de un permiso. "Lleva cerrada más de treina años, de ahí se sacó la piedra para el relleno del muelle de Bouzas. No tiene un acceso fácil pero existe algún riesgo porque en la parte de arriba alcanza los veinte metros de altura, por eso la queremos cubrir", remarca su presidente, Antonio Ocampo.

La principal cantera de Valladares ya está cubierta y con una replantación de árboles y queda otra por cubrir. "Era muy grande, se metieron miles y miles de toneladas de tierra ahí", remarca el presidente de los comuneros, Gregorio Álvarez, que precisa que de éstas se sacaban cubiles, piedras y también áridos para las obras.

Puesta en valor

El proyecto de Matamá sobre sus canteras es de puesta en valor. "Queremos ponerlas como un museo, con las marcas de los jillos por delante para que la gente las conozca. Una de ellas ya está limpia y ahora se cubrirá con vegetación, queremos señalizarla para que la gente las conozca ya que está dentro del sendero Matamá-Comesaña", indicó el presidente de la Comunidad de Montes, Indalecio Bastos. Añade que los montes de esta parroquia están completamente horadados por estas excavaciones. "Son veinte hectáreas con canteras de piedra, no era como ahora, hay huecos por todas partes. Salía piedra buena y también morillo, sobre todo, que es la piedra mala para los rellenos", precisa. La segunda en tamaño está pendiente de un permiso para sellar una parte y conservar el agujero de mayor tamaño. Su importancia la puso de relieve Manuel Correa, "Manolo Pipas", que dedicó a quienes las trabajaban el poema "Canteiros de Matamá".