La asociación de comerciantes de Zona Centro selló el pasado mes de marzo su acta de defunción, coincidiendo con el décimo sexto aniversario de su fundación, en el mismo mes de 2001. La falta de renovación del equipo directivo provocó la disolución de este colectivo, que agrupaba a más de doscientos comerciantes del entorno del mercado del Progreso, en las calles Ronda Don Bosco, María Auxiliadora o Joaquín Loriga.

"Vivimos tiempos difíciles para las asociaciones, no había ninguna propuesta para formar una nueva directiva y tras varios debates se tomó la decisión", explicó el hasta hace unas semanas gerente de la entidad, Raúl Fontán.

La asociación se dio de baja el 23 de marzo del depósito de estatutos de las organizaciones empresariales y sindicales después de que el acuerdo se adoptase durante una asamblea extraordinaria el 16 de enero y, posteriormente, fuese refrendado un mes después en una nueva juntanza de los socios en la que se aprobó el balance final de liquidación y se dio por disuelta la organización.

Según explicó Fontán, no fue una decisión repentina sino que se adoptó para finiquitar un colectivo que "desde hace tiempo ya no tenía vida, estaba descabezado". El ya exgerente de la extinta asociación también dejó hace medio año su cargo como gerente del mercado del Progreso, inaugurado en abril del año pasado tras cinco años de obras. "Siempre es triste que desaparezca una institución, ya que la asociación tras más de quince años de vida ya lo era pero exige una implicación personal y profesional muy grande. Yo era empleado pero un presidente y el resto del equipo directivo no lo son y tienen que dedicar mucho tiempo y lidiar con muchos problemas", explicó.

Entre las últimas actividades de la asociación estuvo la celebración de mercadillos en la calle bajo la denominación de Soho y también un Encuentro Cultural, además de sorteos entre sus clientes durante la temporada navideña. Entre los convenios que beneficiaban a los clientes estaban los acuerdos para la consigna, tanto la normal como la frigorífica y los asociados disfrutaban también de la promoción conjunta que ofrecía el Centro Comercial Abierto, en el que el sector textil era el predominante.

Los proyectos que quedaron pendientes del colectivo fueron la colocación de jardineras colgantes por toda la zona o la propuesta al concello de un plan de accesibilidad tanto rodada como peatonal.