Una pequeña papelería especializada en material de oficina y escolar es la única empresa que ha entrado en concurso de acreedores en lo que llevamos de 2017, una cifra que dista de las registradas en años anteriores por el Juzgado de lo Mercantil 3 de Pontevedra, con sede en Vigo, cuando al término del primer trimestre del año rondaban o superaban la decena.
Al margen de la declaración del concurso de esta entidad, el tribunal vigués se encuentra tramitando, a día 20 de marzo, dos solicitudes de entrada en procesos concursales de sendas empresas además de registrar el de una persona física, que al tratarse de un empresario, es competencia de las salas de lo Mercantil en lugar de los Juzgados de Primera Instancia.
Situada en la calle Velázquez Moreno, la papelería cerró sus puertas a finales de año y fue precisamente esta misma parte deudora la que instó abrir la fase de liquidación de bienes de la entidad, que quedó disuelta la pasada semana, tal y como se expone en un edicto del Juzgado de lo Mercantil número 3, sin llegar a renegociar la deuda con sus acreedores o intentar llegar a un acuerdo con los mismos. A pesar de que la finalidad última de estos concursos es la conservación de la actividad profesional o empresarial, el 90% de estas sociedades acaban en liquidación y por lo tanto, en la disolución, cierre y "muerte" de la entidad.
Haz click para ampliar el gráfico
Los procesos concursales de empresas carentes de liquidez para hacer frente a sus pagos corrientes son uno de los principales indicadores de la crisis a nivel judicial. A este respecto, los datos del primer trimestre del año reflejan una gran caída en el número de empresas o sociedades que entraron en concurso: solo una frente a la decena o incluso veintena de años anteriores. ¿Cuál es el motivo de este descenso? Por un lado, varios expertos del ámbito jurídico lo vinculan a una mejora general de la situación económica. "Se podría decir que durante los años 2009 y 2013 se ha producido una limpieza de empresas que sí estaban en situación de insolvencia por culpa de la crisis, pero actualmente no hay empresas que quiebren por culpa de la crisis sino por malas gestiones", señala el abogado experto en materia económica Jaime Carrera, quien apunta además que "muchas entidades se han salvado del concurso de acreedores gracias a acuerdos de refinanciación y homologación con los bancos".
El letrado Tomás Santodomingo señala la preferencia de dos procesos paralelos al concurso por el que optan las sociedades o negocios para evitar su declaración: la medición y los preconcursos. "Se han fortalecido los instrumentos previos al concurso, como por ejemplo el preconcurso de acreedores, que permite suspender las ejecuciones para buscar un acuerdo con los acreedores. Esta opción se está volviendo cada ves más operativa", explica el abogado vigués, quien potencia junto al economista Ángel Álvarez el papel de la medicación concursal. "Es un proceso similar a la mediación civil pero en este caso el administrador concursal es el que se encarga de llegar a un acuerdo con los acreedores de la entidad y en caso de que se opte por un preconcurso o se declare un concurso, las negociaciones ya estarían avanzadas", expone Álvarez.
