Vigo se despide de un invierno amable, con temperaturas suaves y un nivel de lluvias muy por debajo del registrado otros años. Entre el 21 de diciembre y ayer mismo -jornada en la que entró la primavera- la estación meteorológica situada en el campus anotó 440,7 litros por metro cuadrado (l/m2), menos de la mitad de los recabados durante el mismo período del año anterior. Entonces el observatorio que Meteogalicia gestiona en el campus contabilizó 1.080,1 l/m2. El resultado de este año es, de hecho, uno de los más bajos de la última década.

Según los registros de las estaciones meteorológicas ubicadas en Cíes y el campus, solo los inviernos de 2007-2008, 2008-2009 y 2011-2012 fueron más secos que el que acaba de finalizar. Los dos primeros anotaron valores ligeramente inferiores, muy similares a los de este año. El último sin embargo (2011-2012) sí presenta resultados muy alejados que lo sitúan como el más seco de la década. En aquella ocasión la estación del campus anotó 79,4 l/m2.

En cuanto a los días de lluvia, el observatorio de Meteogalicia anotó desde el equinoccio de invierno 41 jornadas en las que hizo falta el paraguas. El año anterior fueron unas 20 más. El registro de días varía de una estación a otra, ya que contabilizan como jornada de lluvia todas aquellas en las se superan los 0,1 milímetros. En cualquier caso son menos que las del invierno 2015-2016.

El invierno del año pasado las abundantes precipitaciones dejaron inundaciones en algunos puntos de la comarca. A principios de enero más de una docena de empresas situadas en el polígono de O Caramuxo sufrieron las consecuencias de la crecida del Lagares, lo que estropeó maquinaria y les obligó incluso a paralizar su producción. Este año destaca el temporal que azotó Galicia a principios de febrero, que ocasionó graves desperfectos en la comarca. En Soutomaior llegó a desplomar árboles y obligó a cerrar de forma temporal el castillo.

Otro indicador que destaca es el de la temperatura. La media de los cuatro últimos meses -de diciembre a marzo- fue de aproximadamente 10,6 grados, por encima del pasado invierno (9,4) y de los años anteriores. Las máximas llegaron a dispararse a 23,7 -según la estación del campus; la ubicada en el puerto alcanzó los 24,6- a principios de marzo, lo que animó a muchos vecinos a acercarse a disfrutar del sol en las terrazas de los bares. Los más valientes incluso se dieron un chapuzón en Samil. En 2016 las máximas no pasaron de 18,8 grados.

A pesar de esa diferencia, este invierno también se alcanzaron temperaturas más bajas que el año pasado. Mientras en 2015-2016 los termómetros no se situaron por debajo de los 0,9 grados; en esta ocasión se llegaron a desplomar hasta valores negativos y situarse, el 19 de enero, en -1,1. Los valores en este caso también se corresponden con los anotado por Meteogalicia en el campus. En cuanto a las precipitaciones, la jornada más lluviosa se anotó a principios de febrero, cuando se alcanzaron los 55,2 l/m2. Nada que ver sin embargo con los 137,3 apuntados en febrero del pasado invierno.

En A Coruña la estación de la Torre de Hércules recogió esta estación 231,4 l/m2 a lo largo de 38 jornadas. El mismo observatorio sitúa las temperaturas máximas en 28,1 grados, por debajo de lo que llegó a marcar el mercurio en Vigo. Las bajas cayeron a 2,3.

Aunque el invierno se despidió con temperaturas agradables y cielos despejados, la primavera entrará en la ciudad con un parte bastante distinto. Según las previsiones de Meteogalicia, hoy se esperan lluvias para la mañana y la noche y cielos nublados a lo largo de toda la jornada. El paraguas será necesario por lo menos hasta el viernes, cuando las precipitaciones podrían dar una tregua. Las máximas no pasarán de los 14 grados, mientras que las mínimas del jueves se estiman en 3 grados.