La casualidad acabó con la fuga de una tortuga aligator o caimán que permanecía huida desde que hace dos años se escapó de una vivienda de Matamá. Un técnico de investigación de la Universidad descubrió a la prófuga "tomando el sol" en la ribera del Lagares, adonde había acudido a recoger unas muestras de auga, y alertó a los servicios de Medio Ambiente del Concello, que la capturaron y trasladaron a las instalaciones de VigoZoo.

El ejemplar pertenece a la especie Macrochelys Temminickii, de carácter muy agresivo y una de las mayores tortugas de auga dulce del mundo. Su propietaria alertó de la evasión en el verano de 2015, cuando la tortuga apenas pesaba 5 kilos y medía 30 centímetros de largo. El animal se encontraba a tratamiento veterinario a causa de una enfermedad en el caparazón que requería tratamiento diario.

La Unidad Medioambiental de Intervención Rural (UMIR) de la Policía Local alertó de la desaparición, recordando que su mordedura puede causar lesiones importantes, y solicitó la colaboración ciudadana para localizar a la tortuga, pero la búsqueda no tuvo éxito.

Tras la infructuosa persecución, la tortuga permaneció prófuga en el Lagares hasta hace unas semanas, cuando Miguel Otero, técnico en oceanografía del Grupo de Geología Marina y Ambiental (Geoma), acudió al río para recoger agua con la que calibrar uno de los equipos científicos.

Las imágenes tomadas por el propio Otero y los técnicos de VigoZoo revelan que la tortuga se adaptó bien a su nuevo hogar, donde aumentó considerablemente de tamaño.

Tortuga aligator: muy agresiva y nociva

  • Dotada de una potente mandíbula, fuertes patas y una cola bastante larga y gruesa, la Macrochelys Temminickii recuerda a un reptil, de ahí que se le conozca como tortuga caimán o aligator. Comparte con ellos su carácter agresivo y además el color y la forma de su caparazón y su cuerpo le permiten pasar inadvertida en los ríos y cazar a sus presas. Puede llegar a medir 75 centímetros de largo y pesar en torno a los 100 kilos. Y su esperanza de vida alcanza el siglo. En la imagen de la derecha, un técnico de VigoZoo durante la captura.

Las tortugas caimán son originarias de EE UU -se encuentran en el valle del Mississippi, Kansas, Illinois, Indiana, Florida o Texas- y su presencia es nociva para los hábitats gallegos, pues compiten con los depredadores autóctonos y destacan por su agresividad. Carnívoras oportunistas, se alimentan de peces, anfibios, aves, crustáceos, insectos, aves e incluso de otras tortugas.

Le gustan los fondos lodosos con mucha vegetación y troncos hundidos, de ahí que la tortuga prófuga eligiese el Lagares para iniciar una nueva vida lejos de su propietaria.

Su color y forma le facilitan camuflarse para cazar y también le han ayudado a pasar inadvertida ante ojos indiscretos durante los últimos dos años.

Por sus características, la fiera tortuga caimán es una de las mascotas exóticas más buscadas por los amantes de los acuarios, pero sus efectos en el medio natural pueden ser devastadores para las especies autócnocas, de ahí que los técnicos de VigoZoo la capturasen y trasladasen al recinto de A Madroa.

Para cazar a sus presas, esta especie de tortuga, cuyo caparazón está dotado de tres crestas, se mantiene inmóvil en el fondo del agua y mueve su lengua, que tiene la forma y el color de un gusano, para atraer a los peces y atacarlos con una fuerte mordedura.