Los problemas de acceso a medicamentos no solo se dan en los países en vías de desarrollo. La directora de Salud por Derecho alerta de que el "racionamiento" de los tratamientos de hepatitis C "es solo la punta del iceberg" y que "en breve" se percibirán también estas dificultades en los oncológicos. Junto a Médicos Sin Fronteras y la Plataforma Galega de Afectados por la Hepatitis C y con la colaboración del Concello, esta fundación proyectará el jueves en el antiguo rectorado el documental "Investigación médica: Houston tenemos un problema", con una mesa redonda moderada por el periodista Fernando Franco. El objetivo es concienciar sobre "un problema muy importante y desconocido". "Está pasando, pero hay soluciones y depende de los gobiernos tomar medidas y de nosotros, exigírselas", defiende.

-¿A qué se deben los problemas en el acceso a los fármacos?

-Hay medicamentos que son vitales y a los que millones de pacientes en países empobrecidos y, cada vez más, en los ricos no tienen acceso porque el precio es muy elevado. Los sistemas de salud tienen serios problemas para pagar la factura farmacéutica y detraen recursos que deberían aplicarse a otras cosas, además de que optan por racionar quién puede acceder a los fármacos más caros. Por otra parte, como el sistema actual de investigación y desarrollo de fármacos solo está orientado a maximizar el beneficio económico, no se investigan los que no son rentables. El caso que empieza a escucharse más en España es el de los antibióticos. La gente está empezando a morir por resistencias a los antibióticos porque desde hace muchos años no se desarrollan nuevos antibióticos y no se hace porque no tiene un interés jugoso para la industria.

-¿Por qué no le interesa?

-En un antibiótico el tratamiento es finito. Le interesa más el que se cronifica y, si es de por vida, mejor. Además, los antibióticos suelen ser muy baratos y la industria prefiere a los que les puede cargar precios más elevados, como en cáncer o hepatitis C.

-¿Por qué son tan caros fármacos como el de la hepatitis C? ¿Son costes reales o están inflados?

-La diferencia entre su precio y lo que cuesta desarrollarlo es muy elevada. En el caso del sofosbuvir, hay estudios de una universidad inglesa que hablan de que desarrollar el fármaco cuesta entre 100 y 200 dólares por paciente y sabemos por los datos del gobierno vasco que se están pagando en torno a 40.000 euros. La diferencia es especulación y la causa es que hay un monopolio por la patente que dura muchísimos años.

-¿Se puede hacer algo contra eso?

-Sí, sin duda. Se trata de que la sociedad, los científicos y la comunidad médica se conciencien y demandemos una nueva forma de hacer las cosas, donde los medicamentos no estén en régimen de monopolio, sin patentes que dan la exclusividad a una compañía. Eso se puede cambiar con voluntad política. Luego, la legislación internacional da a los gobiernos opciones para luchar contra los altos precios. Si una compañía no pone precios razonables -el coste real del desarrollo más un beneficio de alrededor del 20%- tienen la capacidad de hacer las licencias obligatorias para que se desarrollen genéricos y así cambiar las fórmulas de negociación. También, a las inversiones públicas en investigación, hay que ponerles condicionantes sobre cómo gestionar la propiedad intelectual porque puede que luego la patente se venda a una compañía y ese mismo país que ha financiado el descubrimiento no pueda pagar el fármaco o se enfrente a precios abusivos.

-¿Siempre han sido las industrias farmacéuticas las que han decidido las prioridades médicas?

-Pues no. Desde los 90, las prácticas del sector están cada vez más alejadas de la salud pública. Son las leyes del mercado y el interés de maximizar los beneficios lo que decide su portafolio de investigación. Los gobiernos tiene un rol muy pobre como reguladores. Han hecho dejación de esa responsabilidad y la han entregado a las compañías.