"El ayuntamiento de Vigo proyecta llevar las aguas de nuestros manantiales para el abastecimiento de aquella ciudad. De llevarse a cabo, nosotros quedaríamos reducidos a la mayor de las miserias, tendríamos que emigrar o dejarnos morir de hambre. [...]". Con estas palabras extraídas del libro As covas de Vincios de Marcos Vaqueiro (y otros autores), el 12 de octubre de 1929, el presidente de la Sociedad de Agricultores de Zamáns se dirigía a Basilio Álvarez (sacerdote, periodista y político español) para que intercediese ante los poderes públicos.

Este proyecto sigue hoy en uso. Se trata de un túnel de 2.000 metros bajo el suelo de Valladares que aprovisiona a Vigo de las aguas de Zamáns. Cuenta en su interior con curiosas y delicadas formaciones, restos de la instalación eléctrica de la época y varios tramos reforzados por riesgo de derrumbe con las vías de las carretas usadas en la ejecución del subterráneo. "La encontramos gracias a vecinos de la zona", explica Diego Moreira.

En los primeros 100 metros de su interior hay restos de anteriores visitantes, pero según se avanza se pierde de vista la entrada y comienza la oscuridad total. Con una altura máxima de 1,80 metros reducida en algunos puntos, en su tramo intermedio hay una chimenea que sale en la mitad de A Pasaxe con vistas al Galiñeiro. Avanzar no es fácil, por la altura en algunos puntos y varios pasos estrechos en las zonas reforzadas, y sobre todo por el suelo, de barro y agua que no deja ver algunos de los agujeros de la canalización. "Es necesario avanzar despacio y con cuidado. Aunque no se atisba la salida, una ligera corriente de aire indica que debería existir alguna", sospechan.