Entre los años 1926 y 1927 se excavaron en el monte de A Guía (Teis) seis túneles. Los cinco primeros son pequeñas galerías de 10 a 30 metros de longitud donde la principal utilidad que se les dio fue la de almacenar -por motivos de seguridad- munición, minas submarinas, torpedos y tubos. Por la falta de muelles -el espigón Este de la ETEA comenzó a construirse en el año 1957 - todo este material se transportaba desde aquí a las unidades navales sobre la cubierta de gabarras.

"Con el tiempo, estos túneles se destinaron a pañoles, almacenando todo aquello que no tenía utilidad. Precisamente por haber tenido tanto uso estos túneles son los más conocidos por quienes pasaron por la Escuela de Transmisiones y Electricidad de la Armada", apuntan los Montañeros Celtas.

Pero el monte de A Guía esconde otro secreto que intriga a estos exploradores. Un gran túnel de unos 100 metros de desarrollo y de gran magnitud "donde la imaginación sugiere que se podría tratar de un pasadizo que comunicaba el muelle de carga con la Antigua Escuela de transmisiones, un refugio en caso de ataques aéreos o un dique para submarinos durante la II Guerra Mundial", plantean. Sin embargo, algunos miembros de la asociación de antiguos alumnos de este recinto militar (Marinetea) dicen que la historia de este subterráneo "es casi nula". "Nos aseguraron que su fin estaba por ver, que nunca llegó a concluirse por lo que solamente sirvió para almacenar toda la chatarra que estorbaba. Que se trataba de una obra inacabada", añaden.

Escondida bajo un montón de silvas y arbustos, "impresiona su gran entrada en arco de piedra que invita a adentrarse en la oscuridad", detalla Diego Moreira. Por su tamaño y aspecto dicen que parece "una gran cueva natural". Para entrar es necesario pasar por una motaña de escombros, "algunos de ellos en equilibrio y en mal estado" A partir ahí, las sensaciones se disparan: "Estás en otro sitio, como en una gran cueva oculta con aire militar".