La turboglorieta de Travesía de Vigo con Jenaro de la Fuente ya es una realidad. Durante las dos últimas noches los técnicos del Concello completaron el pintado de la misma, que ya opera como una rotonda rápida. Es la séptima de la ciudad, aunque entraña más dificultad que las anteriores. La densidad de tráfico que soporta a diario retrasó su entrada en funcionamiento, y es que los operarios tuvieron que realizar varios estudios pormenorizados para darle luz verde al proyecto.

Los conductores que ayer a primera hora pasaron por la zona se llevaron una sorpresa cuando vieron que los carriles lucían un nuevo pintado. Con las nuevas marcas en la calzada, los vehículos deben posicionarse en uno de los viales de entrada a la intersección varios metros antes de llegar para evitar maniobras irregulares dentro de la misma. Como ayuda, el gobierno local instaló numerosas señales verticales que marcan los accesos que cada usuario debe utilizar atendiendo a su destino.

Debido a la dificultad que entraña esta nueva turboglorieta, los técnicos estimaron que necesitarían tres días para realizar el nuevo pintado. Finalmente fueron dos. El diseño es similar al de las otras ya instaladas en la ciudad, aunque la de Travesía de Vigo es la más compleja de todas. La confluencia de cuatro entradas que soportan a miles de vehículos cada día obliga a que la rotonda tenga dos carriles interiores que algunos conductores deben atravesar.

El juego de semáforos será esencial para todos aquellos automóviles que deseen tomar la primera salida. Así, quien ascienda por Travesía de Vigo y quiera dirigirse hacia Urzáiz o Pizarro deberá entrar por el vial exterior y no tendrá que detenerse.

Durante la jornada de ayer fue habitual ver como algunos conductores despistados accedían a la intersección por una entrada que les impedía dirigirse hacia su destino y muchos de ellos optaron por atravesar una línea continua dentro de la rotonda. Los técnicos ya dieron el aviso de que llevaría más tiempo acostumbrarse que en otras similares.

La de Travesía es la séptima turboglorieta que se pone en funcionamiento en Vigo. Hace más de dos años el gobierno local decidió transformar algunas rotondas de la ciudad ante la multitud de accidentes que se producían. La primera en ser repintada fue la del cruce de Gran Vía con Islas Baleares. Después llegaron la de Samil, Avenida de Castrelos, Castelao, Beiramar y Avenida Europa.