En una ciudad que aún arrastraba las dificultades de la posguerra, en la década de los cincuenta, comenzaba un renacer cultural en Vigo. Fue el decenio en el que surgieron Ediciones Monterrey y Editorial Galaxia, en el que se forma la Orquesta de Cámara de la Sociedad Filarmónica y en el que nace la Asociación de Amigos de la Ópera. Y también el Conservatorio de Música de Vigo, hoy con el grado de Superior, que cumple este curso su 60 aniversario. La que fue su segunda directora, Josefa Estarque Vila, presentó ayer el libro en el que plasma su primer medio siglo de historia.

"Es conveniente recordar sus principios para que las actuales generaciones conozcan el camino recorrido, no siempre fácil, y la enorme vocación que movió a unos pocos profesionales, con las ayudas fundamentales que conlleva, hacer que el Conservatorio de Vigo sea hoy un referente de nuestro entorno y un importante capítulo musical de Galicia, encontrándose actualmente en la línea de los grandes centros europeos", defiende su autora en la presentación de esta publicación, editada por la Diputación de Pontevedra. Se trata de un ejercicio de memoria y de recopilación de fotografías y documentos que finalizó en 2007 y que ha tardado diez años en ver la luz.

Además de la presidenta de la Diputación de Pontevedra, Carmela Silva, a la cita acudieron profesionales que han construido y forman parte de la historia de esta entidad. Entre ellos, tres de los ocho directores que lo han guiado: la autora -segunda dirigente-, Roberto Relova -cuarto- y Esteban Valverde -octavo y actual-.

Iniciativa de la Filarmónica

El Conservatorio de Música fue promovido por miembros de la Sociedad Filarmónica de Vigo, que percibieron la demanda de esta formación en la ciudad. De hecho, esta asociación ya impartía música a hijos de sus socios y algún otro aficionado. Encontraron apoyo en el concejal Manuel Dorda Estrada y, con Tomás Pérez Lorente como alcalde, la institución nació como municipal. Se inauguró el 26 de octubre de 1956, en un inmueble de la Caja de Ahorros, en Velázquez Moreno, y el Ministerio de Educación le dio validez oficial académica ocho meses después.

Estarque cuenta que "los comienzos fueron complicados". Era una época en la que se daba poca importancia a estos estudios y "costaba arrancar un centro musical cuando había grandes dificultades en la ciudad". De ahí que este primer emplazamiento durara poco y cambiaran varias veces de ubicación "hasta que cuajó la idea" y, con Manuel Soto, en 1982 se estableció en el edificio del Castro, donde está ahora.

El primer director fue Jesús Fernández Yepes, un pianista madrileño, integrante del Trío Corvino, que estaba de gira por Vigo cuando estalló la Guerra Civil y, ante el sitio de su ciudad, decidió quedarse, involucrándose de forma decisiva en la vida musical de la urbe olívica.

El conservatorio empezó con tres profesores -de piano, violín y solfeo- para 153 alumnos, pero la gran demanda obligaría a contratar a otras tres rápidamente, introduciendo el canto, según recuerda Estarque. Ella entraría con el aumento de plantilla de las oposiciones del curso 61-62, aunque ya estaba vinculada desde hacía tres años. Era un centro con "ambiente familiar" donde, por falta de espacio, los exámenes se hacían en el ancho pasillo.

Ya desde un principio, la institución no solo se centró en la enseñanza, sino que contribuyó a la espolear la inquietud musical de la ciudad con conciertos en directo y otros con música grabada comentada por destacados conferenciantes, como Celso Emilio Ferreiro, que dedicó a los profesores un poema titulado "La Música". También lo visitaban destacadas figuras del panorama nacional como Alicia Larrocha, Esteban Sánchez, Gaspar Casadó, José Cubiles?

La Caja de Ahorros Municipal, en el curso 64-65, reclamó el piso en el que estaban instalados para abrir el Club de Jubilados, por lo que el conservatorio se traslada a Policarpo Sanz 24, donde hoy está el Centro Social Afundación. El importante descenso de la matrícula abre el debate de su continuidad, que el profesorado zanja matriculando "a amigos, padres, hijos, consortes, a la familia..."

Para optar al grado Profesional, aumentó las instalaciones dividiéndose entre los pisos de Policarpo Sanz y otros en Queipo Llano -hoy, Progreso-. También llegó el primer piano. El ministerio les concedió el grado en 1975 y, con ello, aumentaron las materias y personal. Ya tenían 1.024 alumnos. Empieza entonces una nueva etapa. También en la Dirección, en la que Estarque Vila releva a Fernández Yepes. "La matrícula oficial se desborda y urgen soluciones inmediatas", relata ella. Así, en septiembre de 1982 se aprueba la creación de filiales para aliviar el conservatorio. Surgen en Ponteareas, Cangas, Gondomar, A Guarda, Redondela, O Porriño y Valadares. Superaban ya los 2.000 estudiantes.

Se produjo entonces otro hito para el conservatorio. En 1969, por empeño del alcalde Antonio Ramilo, el centro había incorporado la formación en gaita gallega, pero no estaba reconocida. En 1978, tras remitir un extenso expediente y numerosa documentación, lograron que el ministerio le diera validez oficial a esta enseñanza. Era la primera vez en España. "Nadie apostaba por el éxito de este proyecto", recuerda. Se anunció con un concierto de gaita y una conferencia de Álvaro Cunqueiro.

Reflexión tras un incendio

Con 18 profesores y 3.000 alumnos, en 1982, las dos sedes del conservatorio se quedaban pequeñas -con clases incluso en despachos-, no estaban adaptadas para la docencia, no reunían las condiciones de seguridad y molestaban a los vecinos con las clases, sobre todo, de gaita. Un conato de incendio hizo reflexionar al alcalde Manuel Soto de la necesidad de cambiar de instalaciones. El Concello adquirió el antiguo chalé de la familia Álvarez, en el Castro, con sus 8.192 metros cuadrados de construcción y finca, donde aún permanece hoy.

Con el nuevo inmueble se decidió optar al grado superior. Lo logró en marzo de 1984. Se convertiría en el primer centro gallego en obtenerlo, el noveno de España y, junto al de San Sebastián, uno de los primeros del noroeste peninsular. Había ya 4.250 alumnos, 26 profesores y seguía en aumento.

Tomás Camacho toma el relevo en la Dirección en 1986, que continúa con las reformas previstas en el edificio anexo e inaugura el auditorio Martín Códax. En 1989, el conservatorio deja de ser municipal y se convierte en estatal dependiente de la Xunta. Estarque recuerda a las nuevas generaciones el "empuje y esfuerzo que, en todo momento, dispensó el Ayuntamiento" para hacer crecer el proyecto. También rememora el encierro y las movilizaciones ante la Xunta para que no perdiera lo ganado con tanto esfuerzo: su carácter de conservatorio superior.

Roberto Relova recogió el testigo de la Dirección en 1995 y lo ostentaría durante trece años. Con él, en 2007, el vigués se convierte en el primer conservatorio en acceder al Programa Erasmus y conseguir los primeros intercambios, demostrando su vocación internacional. Había sufrido un cambio fundamental cuatro años antes: Se queda sin niños ni adolescentes y se convierte en una especia de "facultad de música". Para cumplir con la ley, los primeros niveles de enseñanza -elemental y profesional- se desdoblan en otro centro, el profesional, que se construye en A Florida. Su primer director, Esteban Valverde, es el que hoy está al frente del superior. Por el medio, en estos diez años, pasarían los directores José Manuel Fernández, Miguel Francisco Moreno y Rafa Yebra. Cada uno de estos ocho dejaría su impronta en una institución que es referente cultural de la ciudad.