La nueva depuradora del Lagares comenzó a funcionar ayer, como había adelantado FARO a finales de noviembre, tras más de cuatro años de trabajos en la misma parcela de Coruxo donde se había levantado la antigua planta. La infraestructura de saneamiento de aguas estará los próximos dos meses "en pruebas" antes de iniciar la fase de puesta en marcha, que se prolongará un año.

La sociedad estatal Aguas de las Cuencas de España (Acuaes) del Ministerio de Medio Ambiente inició durante la mañana de este miércoles los trabajos para unir la nueva Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) con los colectores generales de la ciudad. Así, se incorporó un desagüe en su actual ubicación y el próximo sábado se conectará definitivamente con el colector de margen de la Ría. Durante las siguientes jornadas se realizarán los trabajos para la conexión de los desagües de margen del Lagares.

Para permitir la entrada de agua residual a la nueva planta de tratamiento, se realizaron en estas últimas semanas las conexiones de los albañales actuales con las nuevas conducciones que se ejecutaron como parte de las obras. Dentro de esta nueva red destaca como principal elemento el colector de llegada, una tubería de 2,5 metros de diámetro y 420 de longitud que cruza bajo la marisma desde el margen derecho del río Lagares hasta llegar a la nueva EDAR. Todo ello a unos 15 metros de profundidad.

Además, Acuaes instaló varios tramos del emisario submarino que porta las 62 boquillas difusoras que desaguarán a la Ría de Vigo las aguas tratadas en Coruxo. En total consta de dos partes: una terrestre con una longitud de 776 metros y otra submarina de 3.016 metros. Este nuevo emisario conducirá el efluente de la nueva EDAR desde una cámara de carga situada en el recinto de la depuradora, que está dotada de un sistema de bombeo y que entrará en funcionamiento de un modo programado según la combinación de valores dependiendo de la cantidad de agua transportada y la altura de la marea.

La nueva depuradora del Lagares es capaz de admitir caudales de hasta 12 m³/s y tiene una capacidad de tratamiento en términos de contaminación de hasta 800.000 habitantes.

Las obras de ampliación y mejora de las instalaciones de saneamiento tienen como objetivo el tratamiento de las aguas residuales conducidas por la red de colectores de la ciudad para evitar su expulsión directa en la desembocadura del río Lagares. Este fue uno de los compromisos adquiridos por el Ejecutivo Gallego en 2007 ante la Comisión Europea para evitar una multa millonaria que amenazaba a España por la contaminación en aguas destinadas al cultivo de moluscos. Su puesta en marcha definitiva llega casi un año después de lo anunciado inicialmente por el Ministerio de Medio Ambiente.