"Es bonito pero es triste". Así resume Alejandro Gómez las muestras de apoyo y los comentarios que está recibiendo en avalancha desde todo el mundo a partir de la publicación de una carta en la que cuenta su experiencia como víctima de acoso escolar en un centro vigués. El suyo es un caso más de bullying, pero también uno de discriminación de personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA), ya que este joven tiene síndrome de Asperger.

Todo empezó con una charla que dio a sus compañeros del primer curso del ciclo superior de Integración Social en el Colegio San José de la Guía. Les relató sus años de miedos e incertidumbre, de dudas sobre sí mismo. Pero también que ahora es capaz de revivir aquello sin sufrir daños. "Quería explicarles que se puede salir de la espiral en la que te meten tus acosadores y que es a eso a lo que me quiero dedicar, a ayudar a los niños y niñas que padecen acoso escolar", asegura el joven vigués.

Gómez llegó a estar ingresado en la unidad de psiquiatría del Xeral y se presentó una denuncia por uno de los episodios de acoso que sufrió en Vigo, en un centro que prefiere no nombrar. Esta carta que se ha vuelto viral en internet es fruto de su necesidad de dar pasos hacia delante y de formarse para ayudar a otros niños y jóvenes. Unas compañeras del colegio de la Guía se la pidieron para publicar en el blog que realizan para una de sus asignaturas (bailarbajolalluviablog.wordpress.com) y han conseguido que su mensaje llegue a miles de personas.

El vigués, de veintiún años, detalla que el acoso "te mina la moral, la autoridad y la autoestima" pero resalta que se puede salir. "Tampoco es que yo olvide", sostiene, "pero quizás he aprendido a vivir con esto, a saber qué es lo que me pasó... y eso me ha permitido llegar a donde estoy ahora. Lo que quiero es lograr que la gente se conciencie de que el acoso no es una cosa de niños, es mucho más grave porque cuando te acosan a ti también le afecta a tu familia y a tu entorno".

Parte del problema del bullying se lo achaca a los padres, considera que al colegio se va a estudiar y que "no te tienen que educar allí". "Creo que últimamente hay una falta de valores en lo que se inculca a los niños, la educación debería venir de casa. Y si no llegas al colegio con un mínimo de educación, los profesores ya no pueden hacer nada", describe.

El apoyo de fuera de su familia llegó tarde para este vigués. Los insultos, golpes y vejaciones empezaron a producirse cuando tenía seis años y hasta que llegó a primero de la ESO (con doce) no logró que hubiera una intervención directa del centro escolar vigués en el que estudió desde infantil hasta terminar la educación secundaria. "Hasta que la orientadora del centro no se implicó no hubo profesores que hicieran nada. En ese momento el acoso estaba ya muy desmadrado", afirma el joven, que considera que la culpa de que un menor acose a otro es también un fallo de los padres del agresor. "Quizá la culpa sea más compartida de lo que parece", apunta.

Alejandro Gómez está todavía asimilando que su carta le haya llegado a tanta gente en pocas horas. El blog de sus compañeras recibió más de ocho mil visitas en un día desde todas partes del mundo. Él está recibiendo mensajes a través de las redes sociales desde Israel, Camboya, Singapur... "Necesito un poco de tiempo para asimilar todo el proceso. De un día para otro, después de publicar la carta, no paro de recibir mensajes de gente que no conozco de nada. Estoy muy contento por ayudar, que era mi intención, pero ahora me abruma un poco la situación", confiesa.