Choques contra otros turismos, atropellos, atascos... Son muchas las incidencias que llegan hasta el SAE a diario y que provocan retrasos en algunas de las líneas de Vitrasa. Sin embargo, todas ellas son subsanables y en muchas ocasiones los controladores optan por desviar sus vehículos por calles que no les corresponden para salvar cualquier inconveniente.

En los últimos años hubo una ocasión que provocó el colapso en la centralita. En 2009, durante una de las manifestaciones del metal y que provocó innumerables disputas entre la Policía y los trabajadores, un autobús de la compañía fue desalojado instantes antes de que uno de los asistentes a la protesta lanzase un cóctel molotov que quemó parcialmente el vehículo. El resto de la flota permaneció parada durante varios minutos hasta que el director general de la compañía, Juan Carlos Villarino, tomó una decisión sin precedentes: "Todos los autobuses para las cocheras". Él mismo explica como vivió aquella jornada. "En el momento en el que comprobé que estaba en serio peligro la integridad física de los conductores y los pasajeros ordené que todos regresasen a nuestras instalaciones. Fue uno de nuestros peores días aquí", recuerda.

El resto de manifestaciones que se celebran en la ciudad suelen provocar cortes puntuales en algunas líneas o el mencionado desvío por otras avenidas. "Por suerte para nosotros muchas de ellas están anunciadas con varios días de antelación y nos permite planificar mejor nuestras alternativas", explica un controlador.