La Asociación de Oceanógrafos de Galicia celebra este año su primera década de vida coincidiendo con el 25 aniversario de su "casa", la Facultad de Ciencias del Mar. Cuenta con unos 330 socios y un objetivo claro: dignificar y visibilizar la profesión.

-La asociación gallega ostenta también la presidencia de la federación española.

-Fuimos los primeros en darle un nombre profesional a la carrera en 2007, el de oceanógrafos, y ése fue nuestro primer acierto. La federación se fundó en 2012 aprovechando un Simposio de Ciencias del Mar en Cádiz y actualmente forman parte de ella, además de la asociación gallega, las de Cataluña, Comunidad Valenciana y Canarias. Y en breve se integrará la de Andalucía, que nació en 2016. Desde la federación intentamos liderar y promover una red de oceanógrafos a nivel nacional. Son épocas muy difíciles debido a la situación económica del país y hay un gran volumen de profesionales que se están yendo fuera, lo que supone una pérdida de recursos. Pero en la asociación gallega hemos dado con la clave de la estabilidad y está consolidada.

-En 2015 consiguieron que los titulados en Ciencias del Mar pudiesen opositar al cuerpo superior de la Xunta después de 20 años, ¿ha sido su mayor logro?

-Quizá el más sonado. Fue un proceso muy largo, ocho años dedicados a reuniones, escritos y recursos hasta que cristalizaron en la publicación de la ley. Aunque seguimos trabajando porque hay convocatorias a las que todavía no tenemos acceso, lo cierto es que la nueva Ley de Empleo Público de Galicia ha supuesto un punto de inflexión. Hace diez años muchos titulados ni se imaginaban llegar a esta situación. Siempre hemos tenido claro que la clave es la perseverancia y no paramos de trabajar para dignificar y abrir puertas a la profesión. Y esto es una labor a largo plazo.

-¿Se han ganado la consideración de interlocutores fiables ante las administraciones?

-Sí, y cada vez tenemos más alianzas y convenios con entidades para representar a los oceanógrafos o prestar asesoramiento. Desde hace un par de meses somos parte de la agrupación de sociedades científicas de la Fundación Biodiversidad, a la que pertenece por ejemplo SEO Bird/Life, y también colaboramos con Greenpeace. Incluso nos llaman de conocidos concurso televisivos para ayudarles con las preguntas. Siempre nos ha distinguido la cordialidad y el buen trato, deben ser la bandera de una asociación ligada a la Universidad. Nosotros queremos ganar batallas por la vía científica, de forma razonable y con papeles. Aunque a veces cuesta trasladar esto a los socios que reclaman acciones más reivindicativas.

-¿Cuáles son los retos actuales de la profesión?

-El mayor volumen de oportunidades para los oceanógrafos están fuera. El Gobierno no apuesta por la ciencia y las empresas están muy por debajo de la inversión de otros países europeos. Hay gente buenísima que ha recibido una formación pública excelente y que ahora no tiene más remedio que irse. Esto no es malo de por sí, enriquece, pero lo dramático es que la única salida sea ésta. No hay un flujo de ida y vuelta, sino una pérdida de talento para España. Mientras tanto, no podemos hacer más que trabajar en la defensa de la inversión en investigación marina y representar a nuestros socios lo mejor que podemos.

-Desde la asociación también promueven la creación de un colegio profesional.

-Es un objetivo desde el principio y no lo soltamos, pero son procesos lentos. El Colegio de Ambientólogos de Andalucía se acaba de crear después de 14 años. Desde la asociación hemos sido capaces de vencer el localismo competencial y apostar por la colaboración con biólogos y otros titulados como los de Ciencias Ambientales porque es lo que ocurre a diario y de forma excelente en el mercado laboral y en la investigación. Y también abrimos nuestros procesos selectivos. En la representación profesional veníamos de una tradición de competir y marcar ámbitos exclusivos que es errónea.

-Desde su creación han contado con el respaldo de la Facultad de Ciencias del Mar.

-Sí, y también del Campus del Mar, pues desde el primer momento tuvimos claro que teníamos que formar parte de esta agrupación. La colaboración con ambos y con la Universidad es muy buena y continua. La facultad es la casa de la que venimos y trabajamos juntos porque tenemos fines muy comunes.

-Muchas de esas colaboraciones están vinculadas a la divulgación.

-Es una herramienta muy poderosa. La sociedad adquiere conocimientos y, al mismo tiempo, nosotros visibilizamos nuestra profesión. Supone una oportunidad laboral para nuestros socios y nuestro planteamiento es profesionalizante. En nuestros procesos de selección buscamos siempre a los mejores, con transparencia y a partir de méritos. Si al resto del mundo le reclamamos rigor nosotros también tenemos que dar ejemplo.