Cada minuto que se tarda en aplicar las técnicas de reanimación cardiopulmonar (RCP) reduce entre un 10 y un 12% las posibilidades de supervivencia. Pero cuando el ahogado es rescatado en alta mar, ¿qué es más recomendable: iniciar la maniobra en la embarcación y navegar más despacio o aumentar la velocidad para realizarla en tierra? El grupo Remoss de la Universidad de Vigo ha resuelto esta cuestión en un estudio pionero que acaba de publicar la revista de referencia internacional Emergency Medicine Journal y que arroja evidencias científicas para que los expertos en salvamento puedan mejorar el trabajo que realizan a diario.

"Hasta ahora, ningún estudio había evaluado su eficacia. No había pruebas de que fuese favorable. Pero si las condiciones del mar son buenas y la seguridad de los rescatadores está garantizada, realizar las maniobras desde el minuto cero en la embarcación será muy positivo para la víctima y mejorará las tasas de supervivencia", sostiene Roberto Barcala, coordinador del grupo y doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte.

El equipo realizó un experimento piloto en Ribeira antes de animarse a desarrollar el estudio en Canarias, en concreto frente a la playa Los Gigantes de Tenerife, durante la celebración de un congreso de salvamento. Diez socorristas participaron en la investigación y realizaron las RCP en maniquíes estándar en tierra, a la deriva y navegando a 5 y 10 nudos en botes salvavidas para comparar los diferentes resultados.

Todos los socorristas habían tenido alguna experiencia real con la RCP, aunque ninguno a bordo de un bote. La investigación reveló que la calidad de los procedimientos en una embarcación es inferior que en tierra, pero aún así resulta aceptable. "A una velocidad máxima de entre 10 y 15 nudos se pueden empezar las maniobras. Siempre es mejor hacer algo cuando es viable que no hacer nada. Sobre todo, teniendo en cuenta que si ganas un minuto le das a la víctima un 10% más de posibilidades de supervivencia y en las mejores condiciones neurológicas posibles", subraya Barcala, que firma el artículo junto a Ezequiel Rey, también del grupo Remoss, y otros investigadores de las universidades de Santiago, A Coruña y Europa del Atlántico de Santander.

"Ahora mismo confluyen muchos factores que hacen que los ahogamientos sean un tema candente. En 2016 aumentó la afluencia turística y también hubo más días de buen tiempo. Si hay más gente en las playas resulta lógico que aumente la incidencia de ahogamientos, incluidos arenales que no tenían personal de salvamento. Esto hace que todos nos tengamos que posicionar. Las administraciones deben favorecer la empleabilidad de los socorristas y las universidades y centros de investigación tenemos que ayudar a mejorar la asistencia", sostiene Barcala.

Actualmente, Remoss y el grupo Giaas de la Universidad de A Coruña colaboran en un estudio similar al realizado en Canarias pero que implica a bateeiros de Rianxo. Y, en este caso, han aumentando la velocidad de las embarcaciones de rescate hasta los 20 nudos.

"Damos formación a los marineros y evaluamos sus habilidades en el rescate. Ellos están muy concienciados y los resultados están siendo muy buenos. No se les puede pedir lo mismo que a los socorristas, pero sí pueden hacer cosas que en un momento dado suponen la diferencia entre la vida y la muerte", apunta Barcala.

El grupo Remoss nació en 2013 y está integrado por expertos de la Facultad de Ciencias de la Educación y del Deporte y la Escuela de Enfermería de Pontevedra. Sus estudios de carácter multidisciplinar contribuyen a llenar un vacío científico en los estudios de reanimación y emergencia en ámbitos extrahospitalarios.

"Nuestro principal objetivo es realizar estudios que tengan una utilidad social. Nos centramos en aquellos ámbitos en los que es muy difícil que se encuentre un médico presente y donde las personas pueden tomar decisiones que salven una vida o eviten un daño: la calle, una playa o los colegios. Y también trabajamos con socorristas, policías o bomberos. Son servicios vinculados a la emergencia, pero todavía hay pocas publicaciones científicas sobre lo que tienen que hacer", destaca.

A pesar de la indiscutible utilidad de sus trabajos, el grupo tiene dificultades para lograr financiación debido a que es de reciente creación y a la juventud de sus miembros. Un obstáculo que no frena su motivación.