Las escuelas más innovadoras del mundo aplican conceptos del neuroaprendizaje para optimizar el funcionamiento del cerebro de los alumnos y la adquisición de conocimientos. El sistema educativo español está a años luz de estos métodos, pero los estudiantes gallegos de entre 13 y 18 años pueden aprender técnicas y destrezas para optimizar su rendimiento gracias al programa Estrategias de Métodos y Estudio (EME). Su impulsora, Mayte Abad, que ya importó en 2012 el programa Aloha de cálculo mental con ábaco, lanzó el año pasado esta nueva iniciativa en Vigo, Ourense y Pontevedra.

-¿Cómo surge este proyecto para "aprender a aprender"?

-Llegaban a nosotros padres desesperados porque sus hijos después de estudiar muchas horas suspendían los exámenes o solo sacaban un cinco. EME es una actividad de coaching educativo para enseñarles a utilizar su cerebro de forma efectiva. No les enseñamos técnicas de estudio, sino de aprendizaje. Los jóvenes españoles llegan a los 18 años con 10 asignaturas marcadas y un temario cerrado para la selectividad pero en cualquier otro país europeo a esa edad ya se han especializado y solo tienen que examinarse de 4 materias para acceder a la universidad. En este mundo global, los españoles están en desventaja, porque si eliges lo que te gusta es más fácil estudiar.

-¿Y no puede resultar contraproducente especializarse a edades tempranas?

-En España se entiende que a los 18 años hay que tener una cultura general y yo estoy de acuerdo en que eso es muy importante. En Finlandia, que acaba de reformar todo su sistema educativo, los profesores son muy cultos y su enseñanza es global. Pero nuestro sistema educativo trata a los alumnos como elementos de una cadena de montaje y les obliga a compartimentarse en una época que coincide con la segunda explosión neuronal del ser humano, entre los 13 y los 16 años. Se desaprovecha tanto ese cerebro. Las universidades extranjeras, por ejemplo, valoran las notas en las asignaturas relacionadas con sus carreras y un español siempre habrá tenido menos horas semanales de clase que otro europeo. Estamos en un mundo competitivo y global y el enriquecimiento cultural depende de las personas. No podemos dejárselo solo a los colegios. La formación extracurricular depende de las familias. Un niño puede ser de ciencias y tocar un instrumento.

-¿Se carga demasiada responsabilidad en los centros?

-La escuela no es la encargada de impartir cultura general, sino de formar a niños competitivos para el mercado laboral del futuro. A la gente no le gusta esta palabra, prefieren hablar de cooperación y trabajo en equipo pero la competencia es la motivación principal del ser humano. Es fantástico esforzarse para superarse a uno mismo. Yo trabajo con asociaciones de padres con niños de altas capacidades y tienen muchos problemas porque, de alguna manera, se les esconde en los colegios. La excelencia tendría que ser un orgullo y potenciarse, sin embargo, se les aparta. El sistema dicta que todos deben avanzar al unísono, por igual. Pero habría que implicar a estos niños en la cooperación con sus compañeros. Les encanta y a ellos les ayuda mucho.

-¿A qué tipo de alumnos se dirige EME?

-Se trata de coaching educativo, no de refuerzo extraescolar, y no está dirigido a niños que suspenden porque ya tienen una carencia de motivación. Tenemos dos orientaciones, una para el niño que estudia muchas horas para aprobar pero no tiene vida porque carece de las herramientas necesarias, y otra para los niños con altas capacidades que viven de rentas y no saben cómo estudiar porque nunca lo han necesitado. Nuestra motivación es que tengan mas tiempo para ellos y que puedan dedicarse a ese enriquecimiento cultural.

-¿Se ha quedado obsoleto nuestro sistema educativo?

-Los cerebros de nuestros hijos no son como los nuestros a su edad. Son interactivos y antes de aprender a escribir y leer ya saben buscar a Siri en el móvil y hacerle preguntas. A muy temprana edad aprenden lo que les gusta y lo que no. Y la clase tradicional son cuatro paredes donde se les obliga a actuar de manera pasiva y el cerebro, que está muy acostumbrado a otro tipo de estímulos visuales, se les apaga.

-El neuroaprendizaje todavía está poco implantado en España.

-En EE UU se utiliza desde hace mucho tiempo la metodología Whole Brain Teaching para que los niños utilicen los dos hemisferios a la vez mientras se transmite el conocimiento y así aprenden de una manera activa. Las escuelas Waldorf y Montesori o las SOLE Schools, donde se aprende a partir de preguntas, aplican estos métodos pero todavía tienen muy pocos centros en España.

-¿Cómo son las clases de EME?

-Hacemos grupos pequeños y ofrecemos 4 días a la semana para que elijan 2 o 3. Ayudamos a los niños a visualizar sus resultados y las horas dedicadas a cada cosa para gestionar su tiempo de manera más eficaz. Se trata de que conozcan de qué manera les resulta más fácil aprender y de que sean autónomos. El primer curso implica trabajar con la memoria, una habilidad básica pero que no solo se ejercita repitiendo los apuntes como un loro para un examen, así como con la lectura, la extracción de ideas y una buena comprensión. También les enseñamos a gestionar su tiempo. Y una vez que han adquirido estas habilidades y herramientas, en EME 2 les enseñamos herramientas digitales.

-¿Qué formación tienen las profesoras?

-Tienen una formación en psicopedagogía, pedagogía y magisterio y han recibido entrenamiento en capacidades mentales o programación neurolingüística y, sobre todo, en motivación positiva.