El balance hasta noviembre confirma al Puerto la dimensión de la grieta por la que pierde un ingente volumen de mercancías. "Hace más daño que la marcha de Maersk a Marín", comparaba hace unos días el presidente al responsabilizar al tapón del Puesto de Inspección Fronterizo (PIF) del desvío de contenedores a Portugal. La afirmación de Enrique López Veiga queda corroborada ahora con la involución protagonizada en estos once meses por la pesca congelada procedente de Sudáfrica, Namibia o Argentina. Allí descargan la mayoría de los buques de armadoras viguesas que pese a cerrar el año con un aumento notable de capturas, un elevado porcentaje llegó en contenedores a Vigo por carretera tras ser desembarcados en Leixões. Esta es la conclusión de los técnicos de Praza da Estrela para explicar el desplome de esta carga en Guixar, del 10,6%, 57.376 toneladas menos que en 2015, el equivalente a toda lo que importó este año de Argentina.
El análisis de la última estadística agrava la alarma en esta institución por el impacto de la actitud de los inspectores de Guixar en la competitividad de la terminal. López Veiga aprovechará la reunión del Consejo de Administración de hoy para dentro de la exposición del balance de gestión poner la pesca congelada como el ejemplo que permite identificar con exactitud las causas y consecuencias del "exceso de celo" de los funcionarios del PIF vigués.
Al menos en lo que a esta mercancía se refiere, sin contemplar la incidencia de esas trabas aduaneras difícilmente podría entenderse lo ocurrido en estos once meses. De lo contrario conduciría a la engañosa interpretación de atribuir todo el abultado descenso de tonelaje al bajón proporcional de capturas por parte de la flota viguesa que faena en esos caladeros. En la caída del primer semestre, casi generalizada salvo el 17% de incremento de febrero, sí fue consecuencia de la reducción de actividad extractiva de esos buques a causa, como reconoció la Cooperativa de Armadores de Vigo (Arvi), al fenómeno meteorológico de El Niño. Pero en el segundo semestre, mientras los barcos llenaban rápidamente sus bodegas, en Guixar también parecía que aumentaría la entrada de estas descargas hasta que en octubre las toneladas llegadas en contenedores se desplomaron un 20,5%, con apenas 43.116 contabilizadas.
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Ya en estas fechas la naviera Maersk centralizaba toda la carga congelada en Guixar para derivar la seca a Marín, por lo que la caída de octubre no podría achacarse a la competencia de la terminal vecina. No al menos en los tráficos de importación de esta mercancía, así que las sospechas volvieron a centrarse en el funcionamiento del PIF.
Los técnicos portuarios recuerdan que entonces trascendió la retención en Guixar de contenedores con langostino austral originario de Puerto Deseado por defectos en la documentación. Los inspectores vigueses rechazaron los certificados expedidos por sus colegas argentinos por el empleo de tinta "no indeleble", una argumentación que desató la indignación de los empresarios. Por lo que revela la estadística hasta noviembre, ni la enérgica protesta de López Veiga ni el clamor de la comunidad portuaria surgieron a tiempo. La espantada de los operadores hacia el puerto de Leixões (Oporto) ya estaba en marcha.
El desglose de la pesca congelada transportada en contenedor procedente de Argentina revela la cifra los que casi con toda probabilidad se introdujeron desde ese momento por la terminal lusa con destino final las industrias de Vigo y su área. En octubre, las toneladas importadas de ese país bajaron en Guixar un 43,8%, al borde de la mitad, al pasar de 7.773 a 4.362.
El retroceso en noviembre fue menor, del 22,5%. Con 5.648 toneladas sumadas parecía que la tendencia negativa acabaría amortiguada. Los técnicos lo dudan. Razonan que al cierre de la campaña en Malvinas siempre llegan menos contenedores por cuanto los buques regresan a Vigo con la carga en sus bodegas. En Praza da Estrela están en alerta al temer que las consecuencias del bloqueo aduanero al langostino argentino continuarán. Tal vez hasta 2017.
