La Escolanía de la Catedral de Santiago de Compostela y la oquesta juvenil Praeludium interpretaron esta tarde en el Teatro Afundación la ópera infantil "Brundibár", de Hans Krása, con la que los niños del gueto de Terezín dejaban volar su imaginación y usaban como vía de escape. Una de estas pequeñas, Dagmar Lieblová, hoy con 87 años, asistió a la representación de hoy en Vigo y se dirigió al público para pedirle que nunca olvide lo acontecido durante el Holocausto.

Esta producción es una colaboración de la Asociación de Amigos de la Ópera de Vigo con su homóloga de Santiago, donde se representó ayer. La ópera de Krása, con libreto de Adolf Hoffmeister, ha sido traducida al gallego por Katerina Vlasakova, de la Universidad de Santiago de Compostela. Fernando Reyes y Cándido Pazó se encargaron de la adaptación musical. Este artista polifacético vigués también se llevó la dirección de escena y ofreció un monólogo introductorio.

La ópera cuenta la historia de dos hermanos que necesitan comprar leche para su madre enferma, pero no tienen dinero. Para conseguirlo, deciden imitar a Brundibár, el organillero del pueblo, pero este los echa de la plaza. Un gorrión, un gato, un perro y el resto de los niños los ayudarán a lograrlo.

El checo-alemán Hans Krása compuso esta obra en 1938, pero el ataque alemán a Polonia impidió su estreno, hasta el invierno de 1942, en un orfanato de Praga. El autor, deportado al campo de concentración de Terezín con otros intelectuales de la época, la representó allí en 55 ocasiones para entretener a los niños prisioneros.

Terezín, a 60 kilómetros de Praga, era una antigua guarnición militar situada en República Checa que fue convertida por los nazis en un gueto en el que se confinaba a políticos, artistas, ancianos y niños judíos. Muchos de ellos fueron trasladados luego a Auschwitz, como el compositor Hans Krása, al que mataron en la cámara de gas al llegar.