El Servicio de Alertas Epidemiológicas de la Xunta realiza un seguimiento desde hace tres semanas a un brote de conjuntivitis en la residencia Alvi-Beade. Desde el Gobierno gallego y la dirección del centro de mayores coinciden en resaltar que no se trata de una enfermedad grave. El problema reside en que es altamente contagiosa y se decretó una cuarentena para impedir que el número de contagios siguiese creciendo. La imposibilidad de visitar a sus familiares generó malestar en algunas familias que exigían más transparencia e información sobre lo ocurrido.

La dirección del centro ha confirmado que por el momento el brote ha afectado a 33 residentes y a seis trabajadores y que desde Alertas Epidemiológicas se les recomendó "aislar" a los enfermos para impedir que contagiasen a otros residentes y a sus familiares. Esta medida se decretó la tercera semana de noviembre y se mantuvo vigente hasta el pasado viernes 9 de diciembre. Desde ese día se mantiene la cuarentena para los usuarios del centro que muestran síntomas, pero de forma progresiva se están abriendo las visitas a los que no están afectados. "Se va llamando a las familias y lo organizamos de forma controlada en grupos de tres por día y lo hacemos en una zona separada para extremar las precauciones", detalla la responsable de Alvi-Beade, que atiende a 90 residentes y cuenta con otros 20 usuarios en el centro de día, que tuvo que ser cerrado durante tres días como medida de precaución.

La dirección sostiene que "se siguieron en todo momento las indicaciones del Servicio de Epidemiología", desde donde explican que la conjuntivitis vírica como es esta se transmite por contacto directo a través de las secreciones oculares pero también a través de objetos o superficies contaminados por el virus como puede ser el pomo de una puerta, lo que dificulta su erradicación. Es la primera vez que se enfrentan a esta situación en Alvi, si bien este año ha habido más brotes en colegios y centros de mayores por la especial fuerza del virus.