La historia de cómo Gonzalo Fernández, aislado desde octubre en el Cunqueiro por una leucemia, pudo reencontrarse con sus hijos gracias a la ayuda de un gruísta anónimo contagió ayer su emoción a las redes sociales. Desde primera hora de la mañana el reportaje, las fotos y la carta del propio Gonzalo que publicó FARO corrieron como la pólvora por Facebook. A última hora de ayer el reportaje había logrado una difusión de más de 219.000 usuarios y recibido 18.600 "clics". La misiva rondaba los 103.800 y 6.200, respectivamente. Y el alcance de la galería de fotos alcanzaba los 41.900 lectores.